Pilar, la protagonista de Un lugar común (2024) es el retrato de cualquier mujer. De todas, quizá. En la gran pantalla, Pilar es la murciana Eva Llorach, que esta tarde estará en la ‘Filmo’ presidiendo el pase de esta película que supone el debut en el largometraje de Celia Giraldo (nominada a Mejor Dirección Novel en los Premios Gaudí). En un año de estrenos, la actriz se ha visto representada en el «hartazgo» de esta protagonista y sus ganas de sacar sus «miedos, terrores y ansias de cambio» . La cita será a las ocho de la tarde, con entrada gratuita a cambio de una donación de alimentos.
¿Qué tal, Eva? ¿Ilusionada por presentar en Murcia Un lugar común?
Muy bien, muy contenta. Estoy muy ilusionada porque la película se estrenó en agosto y ya era hora de que llegara a Murcia, por fin.
Imagino que hacer esta proyección en la Filmoteca, además en el ciclo navideño, es especial, ¿no?
Es especial, efectivamente, por muchos motivos. Uno de ellos es que sea un ciclo navideño, en unas fechas en las que casi toda mi familia está aquí. Vendrá mucha gente querida, muchos conocidos: había mucha gente que estaba deseando que la película llegara a Murcia. Tengo una relación muy especial con la Filmoteca: conozco a Ángel Cruz desde hace muchos años, primero como espectadora [Risas], y ahora es un placer estar ahí con una película que protagonizo, como también pasó hace muy poquito con Disco, Ibiza, Locomía (2024).
Hábleme de Un lugar común: ¿qué va a encontrar el público?
Una película tremendamente tierna y luminosa, divertida, que en su aparente sencillez y simplicidad, porque es una película bastante blanca, casi para todos los públicos, habla de temas muy profundos: la desconexión dentro de la propia familia y con nuestros deseos, la frustración, los cuidados, cómo tratamos a las cuidadoras, que por lo general suelen ser mujeres… Pero todo eso está contado en un tono muy especial. Es una película de la que sales muy emocionado, con varias reflexiones que hacer y con muchísimas ganas de abrazar a tu madre [Risas].
Hace unos meses me dijo que el de Pilar era uno de los personajes de su vida, ¿por qué?
En general, cuando te ofrecen un protagonista tienes más posibilidades de expresarte creativamente porque tienes un arco emocional más grande para desarrollar al personaje, aunque hay papeles pequeños pero muy importantes en la trama, como el que hice en Jaula (2022). Para mí, lo más importante que tiene Pilar es que es una mujer absolutamente normal. Podríamos hacer el hashtag ‘todos somos Pilar’, porque lo que la conecta con la mayor parte del público es su normalidad, que te puedes ver absolutamente reflejada en todas sus decisiones, en todo lo que hace. Por encima de todo, podríamos decir que es una mujer común, valga la redundancia con el título, y esto, aunque parezca que es fácil de interpretar, no lo es. Pensaba que lo iba a ser, pero no es tan fácil interpretar a alguien con el que cualquier persona se pueda sentir identificado, y con Pilar lo hemos conseguido.
En aquella conversación me dijo también que este personaje era «un homenaje a las mujeres». ¿En quiénes ha pensado al encarnarla?
Como te decía, creo que todas somos Pilar. Es un homenaje a muchas mujeres, pero no solo de mi familia, sino de todas las mujeres que me he ido encontrando en el camino. Son todas las que han estado ahí siempre para cuidarnos y de las que, de alguna manera, nos hemos olvidado. Hemos dado por sentado que nuestras madres, que las mujeres que nos cuidan, van a estar ahí para siempre, y que han dejado de lado sus propios deseos, su propia existencia, para dedicarse al cuidado de los demás. Hay muchas reflexiones que hacer al respecto de si hemos sido lo suficientemente agradecidos con ellas o si hemos sabido ver que ellas, más allá de ser nuestras madres, son mujeres con sus deseos y anhelos más allá de una faceta de cuidadoras que casi ha ocupado toda su existencia.
Y usted misma, ¿se ha visto representada fácilmente en ella, o ha trabajado para entenderla?
Me he visto representada en ella: hay un hartazgo generalizado en las mujeres por tener que ocupar ciertos clichés o estándares con los que ya no estamos de acuerdo. Hay una secuencia fundamental en la que Pilar, de forma aterradora y divertida, expresa ese hastío actual de todas las mujeres, que estamos sacando nuestros miedos, terrores y ansias de cambio. Aunque yo no sea madre, hay algo en el tema de los cuidados que me representa también: hemos sido educadas en eso, y es difícil romper con ese papel para que nuestros compañeros hombres se sumen a ciertas tareas de la vida que deberían ser compartidas. Es verdad que hubo algunas decisiones de Pilar que me costaba comprender, porque yo no las hubiera tomado así, pero si queríamos reflejar la vida y los lugares comunes, era más acertado seguir el final que tiene la película, sin contar demasiado.
Por cierto, ¿cómo le llega esta película? Es el debut en largometraje de Celia Giraldo, ¿cómo ha sido trabajar con ella?
De Celia solo te puedo decir cosas maravillosas. Es una mujer con un talento absolutamente desbordante. Este personaje de una mujer de 52 años lo escribió como proyecto final de carrera siendo ella muy joven. En un principio era una película mucho más coral, pero cuando fue desarrollando el guion vio que el personaje que más le interesaba era el de Pilar, la madre, porque, siendo el pegamento de la familia, atendía a los deseos de los demás pero no a los suyos. Trabajar con ella ha sido increíble, partíamos de referencias muy parecidas, como Gloria (2023) de Sebastián Lelio y Toni Erdmann (2016) de Maren Ade, que tienen un tono muy especial, que raya la vergüenza ajena [Risas]. Fue un rodaje complicado porque arrastrábamos toda la cola que se formó durante la pandemia, y además yo estaba rodando una serie a la vez, por lo que hubo muchos cambios de planes, pero ella tenía muy claro que quería que yo hiciera este personaje y eso fue una alegría, me hizo abordarlo de manera muy emocional y pasional, y eso se refleja en la película.
Este 2024 ha sido para usted un año de varios estrenos, ¿cómo pinta 2025?
Seguirá siendo de estrenos. Saldrá Islas, de Marina Seresesky, una película preciosa que aún no he visto, y es la gran vuelta de Ana Belén al cine. Voy a empezar a desarrollar un proyecto teatral de creación propia, por lo que voy a estar ocupada e ilusionada, y ahora vengo de rodar en República Dominicana con Belén Rueda y Jaime Lorente. Hay alguna cosa más, pero no puedo contar mucho. He aprendido a convivir con la incertidumbre que trae el trabajo de actriz, pero estoy tranquila con eso.