Si hay algo que reúne a las familias en Navidad, además del sorteo de lotería, es la elección del menú que se va a comer en los principales días festivos. Cuando quedan pocas horas para sentarse a la mesa, los mercados viven la afluencia de decenas de personas que esperan pacientes su turno para llevarse el producto que el gusto, y el bolsillo, les pide.
La carne sigue siendo el producto más demandado por los canarios. Las filas de clientes se concentraban más en las carnicerías y charcuterías que en las pescaderías, donde el langostino resiste en el imperio de la carne en las mesas navideñas de las Islas. El gusto por el pescado y el marisco retrocede en la lista de la compra de muchos canarios debido a los precios. Según el último informe de ALDI de este año sobre compras de alimentos para las celebraciones navideñas en España, el consumo de carne y jamón en los hogares canarios supera en 10 puntos la media nacional, mientras que el pescado y el marisco, aunque presentes, tienen menor protagonismo que en otras comunidades autónomas.
Este fin de semana prenavideño se vuelve frenético para comerciantes y clientes. Tanto los mercados, como las grandes superficies y centros comerciales viven multitudinarias jornadas de compras.
«Sin vena no hay Navidad»
Ese fue el ambiente ayer en el Mercado Central, en Las Palmas de Gran Canaria. En una de las carnicerías está Paqui Macías con su hija Yoli y su nieta Irene. Tres generaciones manteniendo la tradición de acudir juntas a comprar los principales ingredientes de la cena. «Lo que más llevo para Nochebuena es vena y conejo», comenta la matriarca de esta familia. «Aunque mi marido falleció hace seis años mantenemos la tradición de comprar las mismas cosas; si no, no es Navidad para nosotros».
En su casa se darán cita 13 personas para cenar. Ella estará a los mando de la cocina, porque como dice su hija: «Como mi madre no cocina nadie», apunta sonriente Yoli. A su lado está, a su vez, su hija Irene, quien se ha sumado recientemente a la ruta navideña familiar del mercado. Ellas, y el resto de la familia, son los encargados de poner la mesa. «El embutido y los quesos canarios no faltarán, así como los langostinos y las papas arrugadas, eso no falla».
Paqui termina de coger las bolsas y entre las tres lo meten al carro. «Siendo tantos en casa, y con lo que ya llevamos comprado, el presupuesto será al final de unos 500 euros». Y añade que los precios «están más o menos como siempre, todos los años por estas fechas pasa lo mismo, la vena por ejemplo me ha costado 15,95 euros el kilo, llevo dos kilos, imagínese».
El estudio económico de ALDI recoge que de las festividades navideñas, la Nochebuena destaca como la celebración donde más presupuesto se prevé invertir, con un 63% de los hogares destinando entre 50 y 200 euros a la cena. Le siguen Nochevieja y el Día de Reyes.
En otra de las carnicerías de este mercado capitalino se encuentra Mari Jose Muñoz acompañada de su marido. Va en busca de cochinillo, que será el plato estrella de la cena de su familia. «No compro pescado porque a la mayoría de los nietos no les gusta, así que el pescado ya se los pondrá su madre otro día», añade entre risas. Una cena a la que esperan a un grupo amplio, 12 personas. «Vienen mis hijos de Madrid, más los que tengo aquí conmigo y nietos, pues será una cena animada».
Lista de la compra en mano, asegura que no repara mucho en los precios a la hora de comprar. «De eso se encarga mi marido, que es el que paga, pero en realidad no es algo en lo que nos fijemos, venimos a por lo que hemos pensado y ya sabemos que los precios son los que son por estas fechas».
Como ella, muchos acuden a los mercados de los barrios de la ciudad donde son atendidos por sus puesteros de confianza. «Vivimos de la clientela fija», asegura uno de los carniceros. «Días antes ya le he llamado para encargarle el cochinillo porque comprar con mucha antelación tampoco te hace ahorrar tanto», añade Mari Jose. Muchos de esos encargos serán recogidos el mismo día de Nochebuena. Mientras esperan su turno, afina la receta. «El cochinillo solo hay que meterlo al horno con un poco de agua, sal y manteca por encima, y a disfrutarlo».
Todo plato lleva su guarnición, y las papas arrugadas son las más recurridas para eso. Héctor Cherema prepara bolsas rápidas, listas para que los clientes las escojan. «Las voy llenando a ojo para agilizar la venta porque hay mucha afluencia de gente este fin de semana. No tienen un peso específico, pero a ojo los clientes ya saben lo que necesitan». Este frutero añade que no solo las papas, también se está vendiendo mucho el aguacate. «Esta semana lo hemos bajado y se lo están llevando bien. Eso, y las frutas de temporada como la mandarina», añade.
El langostino, democrático
En la pescadería Hermanos Montesdeoca , sus pescaderos animan la decisión de los clientes. «¡Mire qué pescadito, fresquito!», dicen a los que esperan su turno. A pesar de eso, y como reconoce uno de sus encargados, Luis Santana, «sin langostinos en la mesa no estamos en navidades». Siguen siendo, como cada año, el producto congelado más solicitado. «Nadie se quiere quedar sin ellos, y al ser congelados los pueden conservar mejor hasta ese día». Son los más demandados, y los más democráticos en el precio -en función de su tamaño-.
Y si de marisco se habla, uno de los estrella es el carabinero y el centollo, «aunque tienen una cliente más pequeña», añade Santana. Los pescaderos aseguran que los pedidos fuertes serán el mismo día 24 de diciembre. «La gente espera para llevarse el producto lo más fresco posible». Sama, cherne y lubina, entre los protagonistas.
En la fila de Hermanos Montesdeoca está Sara Soriano. «Vengo a encargar el pescado y a llevarme langostinos». Clienta habitual, cocinará lubina al horno. «Voy cambiando, otros años hago sama roquera, peo en mi casa apetece más pescado porque es más ligero para cenar, acompañado de una sopa de cocido antes, eso sí». Pero son los langostinos el capricho navideño para ella. «Me voy a llevar del número cero, que son los más gorditos. Están a 23,90 euros el kilo y los haré cocidos con salsa rosa de entrante».
Pero el capricho en toda cena está también en los postres. Marisol González, atiende el puesto ‘Miel y canela’, las truchas de batata son las protagonistas. Marisol comenta un dato que varias clientes le han compartido: escasez de obleas en las grandes superficies. «Se han acercado preguntándonos dónde las hemos conseguido nosotros». Explica que desconoce la razón, y la anima a probar las suyas. «Están hechas de forma artesanal. La propietaria tiene su obrador en Guía y las hace con rodillo y todo». De batata, pero también de cabello de ángel, «y sin azúcar para los diabéticos», es una oferta, y demanda más, para estas celebraciones.
El colofón en un fin de semana frenético de compras lo pone la decoración. Si un buen producto marca la diferencia, para Flor Sosa lo es cómo adornar su casa, y su mesa. «Yo cuido todos los detalles, hasta el plato que voy a poner en la mesa, cosas negativas ese día no las quiero en mi mesa, que el año pasado ya tuve bastante». Por eso, Flor elige junto a Rosa, encargada del puesto, el mejor arreglo: esquimias plateadas para el centro de mesa.
Color, pero sobre todo sabor para una de las cenas más esperada del año.