Joana y Juan se han dado el ‘cuac, cuac, cuac’. Es decir, lo que sería el ‘sí, quiero’ en una iglesia convencional. Aquí, en El Paticano, Jesús es amarillo y huele a plástico, los doce apóstoles se han reencarnado en figuras históricas y el portal de Belén está situado entre los escombros de Gaza. Hacen bodas, bautizos, divorcios e incluso entierros. Hasta la fecha, seis personas han celebrado su funeral en este angosto local de 28 metros cuadrados en el barrio de Lavapiés. “Cuando tienes delante la urna con cenizas y a toda su familia llorando, es muy difícil hacer comedia, pero he de ser fiel a lo que me han pedido”, cuenta Leo Bassi (73), payaso y actor encargado de dirigir las ceremonias. Tras doce años al frente de este proyecto, asegura haber aprendido a mezclar la muerte con la comedia. Y es que, lo que comenzó como una broma en 2012, se ha convertido en un modo de vida para el neoyorquino a día de hoy, que oficia unas 15 bodas a la semana. No lo hace solo, pues si algo ha aprendido con el tiempo es a caminar de la mano de su dupla profesional, Laura Inclán (55). 

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