21 millones de euros en fajos de billetes. La imagen, obtenida por el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica, muestra el botín que tenía escondido el inspector jefe Óscar Sánchez, alias ‘El Anodino’, en el armario de su despacho de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, en sus dos casas y hasta en la caseta de su perro.
La investigación sobre el policía corrupto, que dirigía la unidad contra el blanqueo de dinero en Madrid, avanza y dibuja ya en qué consistía su otro «trabajo». La operación Chamán de la Policía Nacional apunta que el inspector jefe Sánchez fue durante años una especie de «bróker», alguien que ofrecía sus servicios a diferentes cárteles de la droga, a los que garantizaba que su cocaína llegara y pasara libre por España.
Demasiado éxito
«Funcionaba como un CEO para una multinacional. Ofrecía sus servicios con un altísimo índice de éxito a diferentes organizaciones criminales y se llevaba un porcentaje», explican fuentes del caso. Así acumuló tal cantidad de dinero que no tenía dónde meterlo y lo iba acumulando entre paredes.
«Empezó ofreciendo una especie de asesoría, quizá no pensaba que pudiera tener un beneficio tan directo y tan inmediato», explican expertos en la lucha contra el tráfico de drogas. «No quería llamar la atención, pero tuvo beneficios tan enormes y tan rápidos que le acabó quedando grande».
Camello, confidente, narco
El sistema del inspector jefe Sánchez, a quien los policías que empezaron a vigilar bautizaron como ‘El Anodino’ por sus costumbres rutinarias y grises, se completaba con otra persona, un antiguo camello reconvertido en confidente llamado Ignacio.
Hace muchos años, el tal Ignacio había sido detenido con un par de kilos de cocaína en Madrid. Poco después, pasó a ser confidente de la Policía, en la unidad en que trabajaba entonces Sánchez Gil. El inspector lo heredó de un compañero que dejó el grupo y cuando ascendió a inspector jefe y pasó a la UDEF se lo llevó con él.
Las investigaciones apuntan que El Anodino solo hablaba con Ignacio, no tenía contacto directo con los otros integrantes de la trama. Y era Ignacio el que se encargaba de ofrecer los servicios de su bróker a las diferentes organizaciones de narcotráfico.
Dos opciones
Cuando la droga pasaba sin problema, este cobraba una cantidad en efectivo y también se llevaba una parte, que vendía a organizaciones medianas dedicadas al tráfico al menudeo en Madrid.
En cambio, cuando otros grupos de la policía se acercaban y amenazaban con localizar uno de los cargamentos enviados a España, el inspector Sánchez Gil reaccionaba rápido: actuaba como un policía, provocaba la incautación de la cocaína y se apuntaba el tanto. Decía que el servicio, la información, se lo había facilitado su confidente, Ignacio.
Contenedores de fruta
El método era traer la droga oculta en contenedores de fruta que llegaban a los puertos de Algeciras y Valencia desde Ecuador, Colombia, Brasil, México, Costa Rica o Panamá. Para ello se necesitaban empresas en España que recibieran esa mercancía legal. Los investigadores han detectado a cuatro empresarios que pusieron sus firmas, un total de diez empresas, al servicio de ese sistema.
La principal empresa era Abadix Fruits, con sede en El Campello (Alicante). Sus dos responsables lograron fugarse, supuestamente tras recibir un aviso de un amigo. En los últimos cuatro años, esa empresa pasó de facturar 600.000 euros a más de cinco millones de euros anuales. En ese periodo, según los datos del caso, recibió más de 900 contenedores. Es imposible saber cuántos llevaban cocaína.
Veinte envíos a la semana
El sistema funcionaba muy bien, pero fue cogiendo demasiado volumen. «Han inundado de cocaína el mercado», subraya un investigador. Empezaron metiendo cuatro o cinco contenedores con droga cada año y ahora metían veinte o treinta a la semana.
Los investigadores antidroga perseguían desde hace años la sombra de un personaje al que llamaban «El Aduanero», alguien misterioso y poderoso que supuestamente trabajaba en Madrid y garantizaba a los narcos que los contenedores con cocaína pasaban limpios por España.
Salud de hierro
Ya en 2021, la UDYCO Central había detectado un envío de 1.600 kilos de cocaína ocultos en contenedores de piñas procedentes de Costa Rica. El responsable de aquel envío se fugó. Un año después, el tipo se presentó voluntariamente en el juzgado de Algeciras y dijo tener graves problemas de salud. Quedó en libertad bajo fianza. Ha seguido vivo y trabajando. Formaba parte de la organización criminal. Ha vuelto a ser detenido.
A principios de octubre de 2024, la policía detecta una nueva partida de contenedores sospechosos de traer droga. El día 14 incautan una partida de bananos procedente de Ecuador que tenían 13 toneladas de cocaína. Fue el principio del fin del inspector Sánchez Gil, El Aduanero, El Anodino, el bróker de los cárteles.