El momento de Cyle Larin por fin llegó al Real Mallorca. El canadiense firmó su mejor partido hasta la fecha desde su llegada a la isla para, con dos goles, uno de combinación y otro de fe, remontar al Girona (2-1) en un partido en el que los bermellones jugaron con uno menos desde el minuto treinta por la expulsión de Vedat Muriqi.
Los de Jagoba Arrasate cortan la racha de dos derrotas consecutivas con una victoria de las que se recuerdan para alcanzar los 27 puntos en su último partido del año en Son Moix. Un choque que tuvo de todo y en el que la convicción de los bermellones fue superior a los de Míchel.
La primera parte del Mallorca-Girona pasó de la nada al todo. De un partido frío y plano a un ambiente enrabietado y caliente. Dos goles, uno para cada equipo, y una nueva expulsión de Muriqi, la segunda en cinco jornadas, obligando a los suyos a intentar firmar una victoria épica.
Arrasate volvió a apostar por dos delanteros, reservando a Dani y Robert Navarro para la segunda mitad, con Antonio y Darder jugando por fuera. Pero el arranque del duelo estuvo marcado por el silencio. Son Moix, que registró una baja entrada, pareció contagiarse del ritmo de juego, en el que apenas pasaba nada.
Y en el minuto 6, llegó el primer golpe de la tarde. Un centro de Miguel que rebotó en Valjent lo aprovechó Van de Beek para, de volea, hacer el primero. Un gol que nadie esperaba y que no terminó de despertar a los bermellones, que parecían dormidos en el campo.
Todo pudo cambiar con una carrera al espacio de Muriqi tras un gran pase de Antonio, pero el kosovar, inexplicablemente, cuando lo tenía todo a favor para disparar, prefirió cedérsela a Larin, que no llegó a rematar ante la desesperación de Arrasate. La primera asociación no funcionó, pero sí a la segunda.
Y tuvo un protagonista claro: Larin. El canadiense se llevó por la fuerza un balón ante Miguel Gutiérrez. Condujo en velocidad, cedió a Muriqi a la derecha, para que este se la devolviese y con un gran toque con la izquierda batir a Gazzaniga. Un golazo en toda regla que animó a Son Moix.
Las fuerzas se igualaban, pero quedaba por aparecer el VAR. Y como viene siendo habitual, el perjudicado fue el Mallorca. Muriqi, en su intento de proteger el balón, clavó sus tacos a la altura del tobillo de Bryan Gil. Nadie vio nada en directo, pero Figueroa Vázquez avisó a Hernández Maeso para que acudiese a revisarlo, mostrando la roja directa al atacante ante la furia de todo Son Moix, que a partir de ese momento la pagó con el extremo y el colegiado, al que por momentos se le fue el partido de las manos.
Curiosamente, a raíz de quedarse con uno menos, el Mallorca mostró su mejor versión. Larin y Darder comenzaron a carburar con éxito. El canadiense, de hecho, tuvo el segundo con un remate que se le marchó alto tras picar demasiado la pelota.
Una pisotón sobre Copete de Van de Beek, este por inercia tras golpear el balón, provocó de nuevo la ira de Son Moix, que reclamó la roja al igual que con Muriqi, aunque ambas jugadas no tuvieron nada que ver. Y entre pañoladas al colegiado el partido se marchó al descanso.
Por delante, 45 minutos en los que el empate era un buen premio, pero delante estaba un Girona que no daba miedo. Y dicho y hecho. Y de nuevo Larin hizo enloquecer a Son Moix. El punta creyó más que nadie en un mal pase de Van de Beer a su portero y se lanzó con todo ante Gazzaniga para marcar el segundo. Fallo grosero del Girona y celebración a lo grande del canadiense, que estaba firmando su mejor partido con mucha diferencia sobre el segundo.
El Mallorca remontaba y tocaba aguantar. Porque el Girona no le quedaba otra que ir a por todos. Míchel metía en el campo a Stuani y Abel Ruiz buscando una mordiente arriba que no había exhibido hasta el momento. Larin, que intentaba a la mínima irse en velocidad, recibía por primera vez la ovación de la grada, que reconoció su esfuerzo.
Los minutos pasaban y tan solo un remate cruzado de Oriol de cabeza y otro alto de Stuani eran los únicos acercamientos del conjunto catalán. Arrasate, por su parte, no se decidía a hacer cambios. Y el cansancio en algunos jugadores comenzó a ser evidente. Y en el 72, llegaron las primeras sustituciones. Dani y Robert Navarro entraban por Darder y Morlanes. El Mallorca merecía ir ganando, pero tenía que culminar la faena fuese como fuese.
Y si Son Moix se había calmado, volvió a encenderse con unas manos clarísimas de Miguel cuando se iba solo Larin. Una jugada calcada a la de Vigo con Raíllo y que sin embargo no fue sancionada. El momento de la sustitución del canadiense fue de los que se recuerdan. La afición se rindió a su partido, en el que estuvo perfecto.
Con la entrada de Van der Heyden, el equipo pasó a defensa de cinco para cerrar el triunfo. Y lo consiguió. Una victoria importantísima, contra viento y marea, y que deja al equipo con 27 puntos antes de acabar el año. La mejor despedida posible para Son Moix.