Es posible que el juicio de la historia sea benévolo, que su ley marcial quede como la astracanada inocua de un presidente arrinconado. Será necesario más tiempo porque ahora el país vive en el drama, aún impactado por el parlamento rodeado de militares, y exige su salida urgente. Saldrá pronto pero quizá nunca desvele qué pasaba ese día por su cabeza cuando se puso frente a las cámaras para hablarle al pueblo. Cómo pensó que era una buena idea, cómo pensó que podía funcionar.

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