El restaurante El Ventorro, en Valencia, se encuentra en el centro de una polémica después de que Carlos Mazón estuviera en uno de sus reservados la tarde de la DANA. El pasado 29 de octubre, el presidente de la Generalitat Valenciana se encontraba en el local junto a la periodista Maribel Vilaplana, lo que provocó que Mazón no llegara al Palau hasta casi las 18:30, situando al restaurante en el punto de mira y rompiendo su habitual anonimato.

Desde su fundación en los años 60, El Ventorro se ha caracterizado por ofrecer privacidad a sus clientes más mediáticos, donde se cierran acuerdos políticos y económicos lejos de miradas no deseadas. Aunque algunas personas acuden debido al reconocimiento del restaurante por su relevancia social y económica, su proximidad, a tan solo diez minutos del Palau de la Generalitat, lo ha convertido en un punto estratégico para los círculos de poder. Por ello, ha ganado una relevancia mediática que la localidad no deseaba.

La tarde de la DANA, mientras se celebraba la reunión del CECOPI para debatir cómo proceder, especialmente en lo relativo al sistema de alertas, Mazón compartía comida en uno de los reservados del restaurante con la periodista Maribel Vilaplana. Este encuentro provocó que el presidente no llegara al centro de emergencias hasta casi dos horas más tarde. Aunque Vilaplana abandonó el restaurante alrededor de las 17:45, Mazón no llegó al Palau hasta cerca de las 18:30, por lo que se podría haber prolongado su estancia en el local, ubicado a poco más de 10 minutos de su despacho.

No era la primera vez que Mazón acudía al restaurante. Tras conseguir el liderazgo del PPCV, un alto cargo le cedió un domicilio muy próximo al local, donde conoció al gerente, Alfredo Romero. Antes de llegar al Palau, ya lo utilizaba para reuniones con periodistas y decisiones estratégicas, como el nombramiento de Eduardo Beüt en la Agencia Antifraude o las conversaciones sobre la dirección de À Punt. Actualmente, pese a la polémica que ha convertido a El Ventorro en otro protagonista de la DANA, el restaurante ha retomado su rutina habitual con diversas reservas. Sin embargo, Carlos Mazón no ha vuelto a aparecer, ya que la discreción del lugar ha quedado cuestionada.

Así es el Ventorro, donde reina la discreción

El Ventorro cuenta con más de cincuenta años de historia, cerca de la calle de la Paz, una de las principales vías de Valencia.

No tiene una carta fija; cada día ofrece un menú cambiante basado en ingredientes frescos y de temporada. Destacan las recetas de cuchara, como la fabada, los garbanzos con careta o las alubias verdinas con conejo y perdiz, además de pescados frescos y carnes de primera calidad.

La bodega es parte esencial de su identidad. Alfredo Romero, nieto de los fundadores y actual encargado, selecciona personalmente cada vino, creando una oferta única con etiquetas de distintas regiones y países.

Este restaurante solo abre para comidas, pero permite largas sobremesas. Alfredo garantiza un ambiente cerrado y confidencial, aunque los grupos pueden terminar mezclados. Una vez cerrada la entrada, los clientes pueden quedarse para continuar sus charlas durante la tarde.

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