Pese a la presión de Junts y de Carles Puigdemont, el Gobierno de Pedro Sánchez sigue sin lograr avances concretos para el reconocimiento del catalán en la UE, o al menos su uso en los plenos de la Eurocámara. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se ha reunido este miércoles en Bruselas con la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, para reiterarle la prioridad que Sánchez otorga a la cuestión de las lenguas cooficiales, pero no ha logrado arrancarle ningún compromiso concreto, ni siquiera un calendario para que se vote en la Mesa del Parlamento Europeo.

«No hemos hablado de plazos. Hay ya un grupo de trabajo que está en marcha y eso es soberanía del Parlamento Europeo. Pero el asunto ya está encima de la mesa y por lo tanto va a llevar un trámite normal», ha dicho Albares al término de la reunión, que ha durado apenas 20 minutos. El ministro de Exteriores ha alegado ante Metsola que el uso de catalán, gallego y euskera en los plenos es un «asunto de identidad nacional española», por lo que a su juicio debería sacarse de la «disputa política» y no convertirse en «un caballo de batalla contra nadie».

En este sentido, Albares asegura que está dispuesto a dialogar con los eurodiputados del PP español para que apoyen la iniciativa del Gobierno de Sánchez. «Estamos hablando de algo que está en nuestra Constitución, algo que es parte de nuestra identidad nacional. El líder del PP yo le he escuchado en muchas ocasiones expresarse en gallego. Esto no debe de verse como una victoria de unos españoles sobre otros (…). Por lo tanto, sí, por supuesto, yo entraré en contacto con el PP europeo y con el PP español por supuesto», ha insistido.

La presidenta Metsola decidió a principios de octubre, tras recibir una nueva solicitud escrita de Albares, encargar un informe técnico sobre los costes y el impacto logístico (por ejemplo en necesidades de personal o cabinas de interpretación) del uso del catalán en los plenos. Un estudio que después debía examinarse en el grupo de trabajo de Lengua de los Ciudadanos y Servicios Lingüísticos, en el que participan 5 vicepresidentes de la Eurocámara, entre ellos el popular Esteban González Pons y el socialista Javi López.

Dos meses después, el informe de impacto todavía no está listo y el grupo de trabajo aún no se ha reunido, aunque se espera que el primer encuentro se celebre durante el mes de diciembre, según explican fuentes parlamentarias.

El reconocimiento del catalán como lengua oficial de la UE era uno de los «pagos adelantados» que había exigido Carles Puigdemont (fugado en Bruselas desde octubre de 2017) a Pedro Sánchez a cambio de su investidura ya en agosto de 2023. Y que el expresidente catalán sigue reclamando de forma periódica para mantener su apoyo, por ejemplo a los Presupuestos de 2025.

Sin embargo, la oficialidad plena del catalán en la UE se ha acabado aparcando debido a la falta de apoyos entre los Estados miembros. Su aprobación requeriría el apoyo unánime de los 27 Estados miembros, pero una gran mayoría de países han planteado serias dudas sobre su impacto político, económico y administrativo, que el Gobierno de Sánchez no ha sido capaz de resolver. La última vez que se debatió la solicitud española a nivel ministerial fue en el Consejo de Asuntos Generales del pasado mes de marzo, bajo presidencia belga. La actual presidencia húngara nunca lo ha puesto en la agenda.

Por ello, Albares ha optado ahora por ensayar una vía distinta y en teoría más fácil: firmar un acuerdo administrativo con el Parlamento Europeo para que el catalán, el gallego y el euskera puedan utilizarse en los plenos en Bruselas y en Estrasburgo. No obstante, la Mesa de la Eurocámara (que reúne a la presidenta y a los 14 vicepresidentes) ya ha rechazado esta posibilidad en el pasado por el rechazo del PP y en los últimos meses ni siquiera había llevado el tema a votación por falta de votos suficientes.

¿Pedirá el Gobierno a la próxima presidencia polaca -que empieza a trabajar el 1 de enero- que vuelva a incluir el reconocimiento del catalán en la agenda del Consejo de Asuntos Generales? «No es un problema de tal o cual presidencia, sino de conseguir la unanimidad«, ha respondido Albares, que tampoco se pone ningún tipo de plazos para avanzar en esta segunda vía.

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