El congreso que el PSOE celebró este fin de semana en Sevilla puede transmitir una imagen equivocada. Pedro Sánchez fue reelegido líder del partido para cuatro años más sin ningún rival enfrente. Su núcleo duro también se mantiene, con María Jesús Montero como vicesecretaria general y Santos Cerdán como secretario de Organización. El nuevo proyecto alumbrado en la capital andaluza apenas contiene cambios de calado. Pero este aparente continuismo contrasta con los temblores que se anticipan en al menos seis autonomías donde no gobiernan los socialistas: Andalucía, Madrid, Aragón, Castilla y León, La Rioja y Cantabria.
Aún no se puede dar por seguro que habrá relevo en los liderazgos de todos estos territorios, pero sí en buena parte de ellos. En algunos, la mayoría, la dirección del PSOE alienta esos relevos. Otros cristalizarán por los movimientos de los propios militantes, sin que Ferraz haya dado síntomas por el momento de querer tomar partido. En cualquier caso, los socialistas se prepara para unos meses de profundos cambios en sus aparatos territoriales. Todos los congresos autonómicos deben estar resueltos antes de que termine febrero.
Montero lo dejó claro el pasado viernes. “Debemos presentar una alternativa que permita combatir los gobiernos de la derecha y la ultraderecha. Hay que revitalizar el proyecto y en ocasiones sus liderazgos”, dijo la también vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda.
Dos días más tarde, este domingo, el propio Sánchez incidió en el mensaje, inaugurando una etapa que acabará en las elecciones autonómicas y municipales de 2027, después de que hace año y medio el PSOE se despidiera de gran parte de su poder territorial. “Este es un partido de ganadores. Aquí no solo se viene a soñar utopías: aquí se viene a hacerlas realidad. Por eso, nuestra principal prioridad será ganar las elecciones municipales y autonómicas de 2027 y volver a gobernar en toda España. Esa será nuestra absoluta prioridad. Y todos y todas vamos a tener que dejarnos la piel para conseguirlo”, dijo el presidente del Gobierno durante un discurso de clausura en el que anunció la creación de una empresa pública de vivienda para fomentar el alquiler accesible y pidió al partido que “dé un paso al frente” contra el “acoso” que sufre desde el frente mediático, político y judicial.
La batalla andaluza
Lejos de contribuir a aplacar los cambios, el cónclave de Sevilla ha servido para avivarlos. Sobre todo, en el otrora todopoderoso PSOE de Andalucía, una comunidad en la que Juanma Moreno, del PP, gobierna con mayoría absoluta. Durante las últimas semanas ya se observaban movimientos para relevar del liderazgo a Juan Espadas, pero su discurso el sábado en el congreso hizo que incluso los más afines al también portavoz socialista en el Senado se replantearan su apoyo. Fue la suya una intervención ante el plenario larguísima (más de 22 minutos frente a los cinco en teoría asignados) y deslabazada, de autoafirmación, impropia del escenario donde se encontraba.
“Fue como la guerra de los 100 días, pero contada día a día”, dijo un dirigente andaluz. De momento, la dirección del PSOE se mantiene aparentemente al margen de esta batalla (Sánchez eludió el domingo las palabras de respaldo a Espadas) y ningún crítico al barón ha dado hasta ahora un paso al frente. Pero nadie duda de que habrá primarias.
Caída de Lobato, ascenso de López
En Madrid, en cambio, el panorama se ha despejado de forma abrupta e inesperada. La dimisión de Juan Lobato como líder del PSOE-M, tras conocerse que había acudido en solitario a una notaría para dejar constancia de unos mensajes con una alto cargo del Gobierno sobre Isabel Díaz Ayuso, ha dado vía libre a la candidatura de Óscar López, ministro de Transformación Digital y Función Pública. Los colaboradores de Sánchez intentan que no tenga adversario, pero nadie descarta que Lobato vuelva a presentarse para recuperar el timón de una de las federaciones más convulsas del partido.
El de López quizá no sea el único salto de un ministro al liderazgo autonómico socialista. En Aragón, donde ya ha anunciado que no continuará Javier Lambán, muy alejado del presidente del Gobierno, el entorno de Pilar Alegría empieza a ofrecer muestras de que dará la batalla orgánica. Todavía es pronto, pero los nombres que más suenan como posibles rivales de la titular de Educación son Juan Antonio Sánchez Quero, presidente de la Diputación de Zaragoza, y Mayte Pérez, portavoz en las Cortes autonómicas.
Maniobras detenidas por el frente judicial
En Extremadura, mientras tanto, el recorrido ha sido el inverso al de Andalucía. Hace unas semanas parecía muy probable que Ferraz explorara una alternativa al actual secretario general, Miguel Ángel Gallardo, pese a que este solo lleva ocho meses en el cargo. Gallardo, uno de los barones más críticos con la nueva financiación catalana pactada entre el PSC y ERC, nunca ha tenido especial sintonía con Sánchez. Sin embargo, su reciente imputación en un caso que afecta al hermano del jefe del Ejecutivo, y que todos los socialistas consideran carente de cualquier base, ha provocado que las maniobras se hayan detenido en esta comunidad.
Pero no en Castilla y León, donde ya se da casi por hecho que el alcalde de Soria, Carlos Martínez, presentará su candidatura frente al actual secretario general, Luis Tudanca, uno de los primeros apoyos que tuvo Sánchez cuando alcanzó el liderazgo del PSOE pero que ahora se encuentra enfrentado al presidente del Gobierno. En dos federaciones más pequeñas, Cantabria y La Rioja, por último, también se vislumbran enfrentamientos internos en primarias.
Aún quedan muchas piezas por encajar, pero queden como queden, los liderazgos autonómicos socialistas serán el año que viene muy distintos a los que salieron este domingo del congreso de Sevilla.
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