El Casademont Zaragoza solo sabe ganar en casa. Con su triunfo frente al Bilbao Basket (82-71) ya son cinco en otros tantos partidos disputados en la Liga Endesa en el Príncipe Felipe, lo que supone una novedad: nunca antes lo había conseguido el equipo aragonés en sus quince temporadas anteriores en la élite. Hasta ahora su mejor balance después de los cinco primeros partidos como local era un 4-1 que había logrado en dos ocasiones, en la temporada 2012-13 con José Luis Abós en el banquillo y otra en la 2019-20 en la primera etapa de Porfirio Fisac.
Es verdad que siempre el Príncipe Felipe ha sido un buen refugio para el conjunto aragonés, que solo en tres ocasiones ha comenzado con un balance negativo en casa: las temporadas 2015-16 y 2020-21 con 2-3 y, la peor, la 2022-23 con 1-4. En todas las demás, el conjunto aragonés había conseguido más victorias que derrotas en casa, pero nunca el pleno actual e inmaculado de 5-0.
El equipo de Fisac comenzó sufriendo y necesitó sendas prórrogas para ganar al Hiopos Lleida en el debut ( 101-91) y al Joventut (96-95) pero después ganó bien al Breogán en su mejor triunfo de la historia (111-53), remontó ante el Baskonia (86-85) y ganó con altibajos al Bilbao (82-71). La racha se extiende también a Europa con tres victorias en otras tantas jornadas.
Solo hay seis equipos en la Liga Endesa que hayan hecho lo mismo, pleno de victorias como locales: el líder Unicaja (4-0), el Real Madrid (5-0), el Valencia (3-0), el Gran Canaria (4-0) y el Manresa (5-0) tras tumbar ayer al Barcelona. Esa fiabilidad como local le ha permitido alcanzar la novena jornada con un balance positivo, cinco victorias y cuatro derrotas y poder mirar más hacia arriba que hacia abajo. Aunque para poder seguir haciéndolo será necesario que mejore sus números fuera.
El Casademont ha perdido las cuatro veces que ha salido de Zaragoza, en el Wizink, en Murcia, en La Coruña y en Valencia. Solo hay cuatro equipos en la ACB que todavía no conocen la victoria lejos del hogar: el Manresa, el Coruña, el Girona y el propio Casademont. Soñar con la Copa pasa por ahí.