«No han sido tiempos fáciles estos tres últimos años». La reflexión la hacía Santos Cerdán en el arranque de su discurso ante el plenario de este 41º Congreso Federal del PSOE. Y era verdad. El partido ha sufrido mucho desde el anterior cónclave, el de Valencia, en 2021, hasta el que este sábado se inauguraba oficialmente en Sevilla. Ha pasado un mundo. No solo la dolorosa pérdida de poder municipal y autonómico, que solo pudo enjugarse con la conservación, contra pronóstico, de la Moncloa. También la convicción de que se ha concertado un «ataque» de la derecha contra su líder, Pedro Sánchez, contra su Ejecutivo. Para tumbarle. Para tumbarles. Y por eso el grito que sale de la capital andaluza es uno, «resistencia«.
El llamamiento a que el partido aguante, se reivindique, defienda el valor de lo público sin concesiones, levante el ánimo y luche fue una constante en los discursos de la mañana de este sábado. Desde el presidente del 41º Congreso, Juan Espadas, hasta las arengas más políticas de los números dos y tres de Sánchez, María Jesús Montero y Santos Cerdán, y de los jefes de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez. También de la ministra Diana Morant, líder de los socialistas valencianos y vicepresidenta del cónclave sevillano. El hilo conductor estaba muy claro porque el sentimiento es compartido, porque este 41º Congreso es, y desde el primer minuto, un cierre de filas y una defensa absoluta del presidente. Él fue recibido por los delegados con abrazos, aplausos y muchos selfis.
Cerdán carga contra la «maquinaria del fango y del odio de la oposición», su estrategia de «acoso y derribo» del Gobierno que hace «irrespirable» el clima político
Cerdán, el secretario de Organización que, casi con toda seguridad, repetirá en el cargo para un nuevo mandato, reivindicó una y otra vez el «orgullo» socialista. Denunció la «máquina del fango y del odio de la oposición», que «no ha parado de funcionar a pleno rendimiento», su estrategia de «acoso y derribo» del Gobierno que ha hecho «irrespirable el clima político en España». Una estrategia de «cacería humana, dentro y fuera de nuestras fronteras —está muy fresca la ofensiva del PP contra Teresa Ribera para bloquear su entrada en la Comisión Europea—, con tal de intentar hacer caer a un Gobierno legítimo». Toda una «industria del odio» que solo busca «generar caos», subrayó.
El responsable del aparato advirtió contra la «ola ultra», cargó contra los que intentan imponer su «visión reaccionaria a través de mentiras», como los antivacunas o los negacionistas del cambio climático. «Son las mentiras de siempre, pero propagadas rápidamente con altavoces de programas de televisión en prime time, en programas de radio, en digitales, en tertulias, en canales de YouTube, en redes sociales o en columnas de prensa de toda la vida. Incluso en sede judicial. Sí, también en sede judicial«. Cerdán recibió un fuerte aplauso. Porque hablaba también de él mismo: el comisionista Víctor de Aldama dijo ante el juez que le había entregado en un bar frente a Ferraz un sobre de 15.000 euros, una acusación que él mismo, Sánchez y Montero han negado categóricamente, pero que el PP está explotando a diario.
Nunca antes hubo en democracia un ataque similar contra un presidente legítimo. Van a por nosotros», subraya el jefe del aparato en su defensa del informe de gestión de la ejecutiva, aprobado por asentimiento
El propósito de aquellos que «difaman» y atacan el «entorno personal«, es claro, según Cerdán: «Debilitar» a los socialistas. «Esto lo sabe bien el presidente del Gobierno. Nunca antes hubo en democracia un ataque similar contra un presidente legítimo. Sabemos por qué nos atacan. Van a por nosotros porque representamos todo lo que desprecian, lo que odian», la justicia social, la equidad, la igualdad, el diálogo o la diversidad, «el progreso», en definitiva, relató.
Cerdán presentó el PSOE como un valladar, un «dique de contención frente a la ultraderecha», como la «salvaguarda de los derechos y libertades, del Estado». Y por eso, insistió, hay que resistir, a exhibir «orgullo» y «coraje», a trabajar por el «futuro» frente a la «oposición tóxica» y «corrosiva» de la derecha. «Compañeros, a por ello —arengó—. Sin despistarnos, celebrando lo que somos, pero sin olvidar nunca a quién nos debemos». Era el alegato final antes de que se votara el informe de gestión de la ejecutiva, que fue aprobado por asentimiento, con la solitaria queja de Izquierda Socialista, que pidió «más participación». Espadas tomó nota, que quedara constancia. Nada más. No hubo debate sobre la labor desempeñada por la dirección saliente. Algo, la discusión interna, que precisamente pedía el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Desde su entorno mostraban este sábado su desaprobación al tono de este cónclave, porque «no se puede entender que quien gobierna tenga la condición de víctima» y que se asuma que no haya debate.
«Qué valiente es este PSOE»
Montero también llamó a la resistencia. A no deprimirse. «Vamos a seguir fuertes, orgullosos de nuestro legado, nuestros valores, con el BOE intentando impulsar derechos, igualdad, más democracia». La vicesecretaria general era quien cerraba la mañana de discursos, justo después de la proyección de un vídeo resumen con las conquistas del PSOE desde sus tiempos de la lucha antifranquista y el congreso de Suresnes de hace 50 años que dio paso al liderazgo de Felipe González hasta el Ejecutivo actual. «Qué valiente es este PSOE, que siempre mira por el interés de la gente, le cueste lo que le cueste, y siempre ha costado. Y aquí estamos», recogió la vicepresidenta primera.
Vamos a seguir fuertes», clama Montero, que cumplimenta a Joaquín Almunia, en primera fila del plenario junto a Zapatero. El gran ausente, González
«En cada momento en donde el PSOE estuvo en el Gobierno, y también, Joaquín, en la oposición, supo hacer su tarea, comprometerse con España, supo estar donde los ciudadanos nos habían puesto. Respetamos las reglas del juego democrática. Otros no». Montero miraba a quien estaba en primera fila, a Joaquín Almunia, secretario general entre 1997 y 2000. Él también quiso apoyar a Sánchez en la apertura del 41º Congreso. Igual que su sucesor, José Luis Rodríguez Zapatero. No estaba, ya se sabía, ya lo había dicho, Felipe González, a años luz de la actual dirección y crítico entre los críticos con Sánchez.
La número dos, como Cerdán, también alertó contra los «bulos, la desinformación, las denuncias falsas», las «organizaciones de ultraderecha», los que «politizan la Justicia». La tesis de Montero es que el PP, la derecha política, mediática y judicial, no quiere que se hable de «empleo, pensiones, oportunidades para los jóvenes», sino de «corrupción, fundamentada en falsedades y mentiras», para que los votantes socialistas «se alejen de la utilidad de lo público y de la política». La cúpula es consciente de que los casos de corrupción desalientan y deprimen a la izquierda. Un desánimo que este cónclave pretende combatir.
Unai Sordo y Pepe Álvarez también elogiaron a Sánchez y su Gobierno, llamaron a los socialistas a «resistir» frente a los embates de la derecha «reaccionaria» y de los «poderosos». «Lo que ha pasado en España es que, en circunstancias muy difíciles, se ha hecho una política razonablemente de izquierdas que ha salido bastante bien, y esas cosas se pagan y se pagan caras», verbalizó el líder de CCOO. «¿Alguien se cree que a este partido y a este presidente le iba a salir gratis tomar las medidas que ha tomado?», le secundó su compañero de UGT, reelegido esta misma semana como secretario general para un tercer mandato.
El PSOE restituye públicamente a los expresidentes andaluces Manuel Chaves y Pepe Griñán, cuyas condenas fueron anuladas parcialmente por el TC
El jefe del sindicato hermano también animó a los socialistas a luchar frente al «fango» y procesos judiciales «absurdos, basados en bulos», que abren «investigaciones prospectivas» y acosan «a hermanos, a esposas y a familias» con el objetivo de derrocar al Ejecutivo de coalición —Sordo habló directamente de «lawfare«—. Pero él y su sindicato, UGT, trabajarán, prometió, «con el Gobierno de izquierdas y de progreso más transformador que hemos tenido en la historia de nuestro país».
Pero este 41º Congreso se abrió con algo más. También es un reencuentro del PSOE con su propia historia, incluso la que hasta hace muy poco esquivaba, la manchada por el caso ERE. En el plenario del recinto Fibes estaban sentados los expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán —ambos junto a la expresidenta Susana Díaz—, y con ellos las exconsejeras Magdalena Álvarez y Carmen Martínez Aguayo, y Miguel Ángel Serrano, ex director General de la agencia IDEA. Espadas pidió un aplauso para ellos —»Gracias, Manolo, gracias, Pepe«—, en señal de reparación pública hacia ambos después de que el Tribunal Constitucional anulase parte de las condenas del caso ERE. «Vamos a disfrutar de compañías, abrazos, reencuentros», dijo también Montero, citando a los implicados y ahora restituidos.
Andalucía ocupa un lugar prioritario en este 41º Congreso. Se libra la batalla por el liderazgo, que comenzará en cuanto concluya este cónclave. Espadas se tambalea, cada vez más. El sector crítico, en el que están confluyendo los susanistas con sanchistas de primera y segunda hornada y los que consideran que el actual líder regional no puede seguir, está aglutinándose para conformar una candidatura única y plantarle cara. Este sábado, Javier Fernández y Paco Reyes, los secretarios provinciales de Sevilla y Jaén, los dos fortines más poderosos, marcaron distancias. Sobre todo el último, Reyes. Ambos son los que pueden decantar definitivamente la balanza contra un Espadas al que se está viendo en estos días de congreso con semblante serio y que hoy hiló un larguísimo discurso de apertura del cónclave —más de 20 minutos— que se salía de las previsiones. Ahora falta la señal que lance Sánchez. El mensaje que dé a los críticos y al propio Espadas.