El gran escritor Santiago Posteguillo, experto en la Historia de Roma, estuvo en el Senado dando una conferencia sobre la importancia de Hispania donde aprovechó para narrar en primera persona cómo vivió el desbordamiento del barranco del Poyo de Paiporta desde su piso situado apenas a 50 metros. El ganador del Premio Planeta 2018 ofreció un relato estremecedor donde critica duramente la inoperancia de las instituciones.
Posteguillo empieza diciendo que como muchos otros vecinos, cuando vio que empezaba a desbordarse el barranco, decidió con su pareja bajar a cambiar el coche de sitio. «Pero varios vecinos nos aconsejaron no hacerlo y había ya un hilo de agua en la calle que no era normal, así que seguimos nuestra intuición y los consejos y decidimos volver a casa«. Menos mal, porque luego encontró su cochea un kilómetro donde lo aparcó. «Pero eso es lo de menos. Lo impresionante es que en 13 minutos había un torrente brutal de agua arrastrándolo todo sin control, incluso personas. Se llevó una nave industrial de enfrente de nuestro edificio y el muro y todo el local de al lado de nuestra finca que era una librería. Tuve miedo por la estructura del edificio, tras seis hora sin parar «.
El escritor continúa diciendo que, con mucho miedo , y sin luz ni agua, se fueron a dormir pensando que al día siguiente llegarían los bomberos, la guardia civil y el ejército. «Pero amaneció y allí no había nadie. Solo un cadáver en mitad de la plaza de una mujer china que tenía un local donde yo le había comprado alguna botella de agua, y su madre al lado velándola» .
Como la película «La Murga»
Llegó la noche, y asegura que empezaron los saqueos – «han visto la película La Murga? pues igual»- y amaneció el segundo día y siguió sin ir nadoie. «Tan solo los vecinos pudieron retirar el cadáver hacia un bajo. «Cómo puede ser que en 48 horas, en pleno siglo XXI no aparezca ningún medio institucional?».
Posteguillo continúa diciendo que ante tal situación decidió tirar de agenda y llamar, dosificando la batería de su móvil, a unos contactos del ejército. «No puedo decirlo que me dijo, pero cuando colgué le dije a mi pareja que teníamos que irnos de Paiporta por nuestros medios». Así que al tercer día decidieron coger el ordenador donde escribe sus novelas y unas notas, algo de ropa e irse andando hasta Valencia donde tiene un piso. «Y el camino era un espectáculo de devastación, creo que la gente no se lo puede imaginar. «Colas de gente cogiendo agua de una manguera, cadáveres aún sin retirar, coches volcados, los edificios destrozados…».
Posteguillo asegura que nadie puede entender el abandono institucional, porque «el pueblo es diferente, pero con palas no se puede eliminar el lodo con la rapidez necesaria, ya hay casos de infecciones en el hospital». Para, después de lo acontecido políticamente, asegurar que «es cruel no avisar, pero más no ayudar con la energía que hace falta. «Hay mucha gente que se ha quedado sin casa, mayores que no saben como rellenar la documentación para las ayudas. ¿Cómo se puede ser tan miserables desde las instituciones?, no tiene ni idea de lo que está pasando la gente. En el siglo I antes de Cristo los políticos se mataban entre ellos, ahora la sensación en las poblaciones afectadas en este siglo XXI, es que los políticos apuñalan al pueblo», concluye.