Algunos de los residentes que murieron juntos en la erupción volcánica del Vesubio en el año 79 d.C. no eran familiares biológicos, y otros que fueron percibidos como mujeres eran en realidad hombres. Los análisis de ADN también proporcionan nuevos conocimientos sobre la estructura de la población de Pompeya.
Investigadores de la Universidad de Florencia, la Universidad de Harvard y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva han utilizado ADN antiguo para desafiar interpretaciones mantenidas durante mucho tiempo sobre las personas de Pompeya.
Contrariamente a las apariencias físicas, la evidencia de ADN ha revelado variaciones inesperadas en género y parentesco, revisando la historia tal como se ha contado desde 1748.
En el año 79 d.C., el Monte Vesubio experimentó una de sus erupciones más significativas, enterrando la ciudad romana de Pompeya y a sus habitantes bajo una gruesa capa de pequeñas piedras y cenizas conocidas como lapilli.
Pasado petrificado
Muchos de los habitantes de Pompeya perdieron la vida cuando sus casas se derrumbaron bajo el peso de los lapilli que caían desde muchos kilómetros de altura. Aquellos que sobrevivieron a la fase inicial de la erupción eventualmente sucumbieron a los peligrosos flujos piroclásticos.
Esta corriente rápida de gas caliente y material volcánico envolvió instantáneamente sus cuerpos en una capa sólida de ceniza, preservando efectivamente sus características a lo largo del tiempo.
Aunque el tejido blando se descompuso, los contornos de los cuerpos permanecieron y fueron recuperados por excavadores siglos después rellenando las cavidades con yeso.
El equipo de investigación extrajo ADN de los restos esqueléticos fuertemente fragmentados incrustados en 14 de los 86 famosos moldes que están siendo restaurados. Este proceso de extracción les permitió establecer con precisión las relaciones genéticas, determinar el sexo y rastrear la ascendencia.
Relaciones genéticas
Curiosamente, sus hallazgos contradecen en gran medida las suposiciones anteriores basadas únicamente en la apariencia física y la posición de los moldes. En los moldes No. 21 y No. 22 de la Casa del Criptoportico, creados en 1914, se revisaron las relaciones genéticas de las víctimas.
«Esta investigación muestra cómo el análisis genético puede añadir significativamente a las historias construidas a partir de datos arqueológicos», explica el profesor David Caramelli, del Departamento de Antropología de la Universidad de Florencia. «Los hallazgos desafían nociones duraderas como la asociación de joyas con la feminidad o la interpretación de la proximidad física como evidencia de relaciones familiares.»
Además, la evidencia genética añade una capa de complejidad a las narrativas simples de parentesco. Por ejemplo, en la Casa del Brazalete de Oro, el único sitio donde tenemos información genética de múltiples individuos, las cuatro personas que tradicionalmente se pensaban que eran los dos padres y sus hijos en realidad no tienen lazos genéticos entre sí.
«Los datos científicos que proporcionamos no siempre se alinean con las suposiciones comunes», dice David Reich de la Universidad de Harvard.
Ascendencia genética
El estudio también descubrió que los habitantes de Pompeya descendían principalmente de inmigrantes del Mediterráneo oriental, lo que resalta la naturaleza cosmopolita del Imperio Romano. Esto desafía las interpretaciones tradicionales sobre las identidades y relaciones de las víctimas, mostrando que ver el pasado con suposiciones modernas sobre comportamientos de género puede no ser confiable.
Por ello, este descubrimiento tiene implicaciones profundas para la arqueología y nuestra comprensión de las antiguas sociedades romanas. Al igual que Pompeya, otras ciudades romanas enterradas como Herculano también podrían tener secretos genéticos ocultos esperando ser descubiertos. La posibilidad de aplicar métodos similares en estos sitios podría cambiar nuestra percepción de las relaciones sociales y la composición genética de las antiguas poblaciones.
Aunque el uso de técnicas de ADN en arqueología no es nuevo, su aplicación en contextos tan bien preservados como Pompeya abre nuevas oportunidades para la investigación. No solo permiten a los científicos reconstruir la apariencia física, sino también aspectos menos tangibles como el origen y las relaciones sociales de los individuos. Asimismo, este estudio subraya la importancia de mantener y restaurar los sitios arqueológicos.
Referencia
Ancient DNA challenges prevailing interpretations of the Pompeii plaster casts. Elena Pilli et al. Current Biology, November 7, 2024. DOI: 10.1016/j.cub.2024.10.007