Han nacido los primeros corales resistentes a las olas de calor marino. Mediante una cría selectiva de estas especies, los expertos han conseguido mejorar su tolerancia a las altas temperaturas, en un intento por adaptar esta especie al planeta del futuro, donde tanto en mares como en tierra firme el cambio climático causa estragos.
Así lo ha demostrado un grupo de expertos del Laboratorio Coralassist de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), que aseguran que mediante la cría de corales se pueden conseguir resultados prácticamente inmediatos, en tan solo una generación.
Ahora bien, la mejora alcanzada fue demasiado modesta e insuficiente para aplacar por sí sola el efecto de las futuras olas de calor marinas. En este sentido, los autores, que han publicado sus resultados en la revista ‘Nature Communications’, insisten en que esta no es la solución a los problemas derivados del cambio climático. Para mitigar el calentamiento, como destacan, se debe reducir drásticamente las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
«Este trabajo demuestra que la cría selectiva es viable, pero no es una solución milagrosa y se necesita más investigación para maximizar los resultados de la cría», afirma el autor principal del estudio, Liam Lachs, investigador asociado postdoctoral en la Universidad de Newcastle. “Las reducciones rápidas de las emisiones globales de gases de efecto invernadero son un requisito absoluto para mitigar el calentamiento y dar a los corales la oportunidad de adaptarse», añade.
Para James Guest, profesor en la misma universidad, estos resultados son prometedores, porque “muestran que la cría selectiva podría ser una herramienta viable para mejorar la resiliencia de las poblaciones”.
Aunque los resultados son prometedores, los científicos advierten de que por sí solos no son suficientes para salvar los corales
Pese a su éxito, el hallazgo mantiene aún muchas incógnitas. Los científicos se preguntan cuántos corales habría que trasplantar para salvar realmente las poblaciones silvestres o si es posible garantizar que esa tolerancia no se pierda con el tiempo. Y en parte, las respuestas a estas preguntas las dará la propia acción climática. “La eficacia de esta intervención dependerá de la acción climática urgente”, insiste.
La cría selectiva, objeto de debate
La crianza selectiva es una práctica habitual de la humanidad desde hace miles de años. Nació con el objetivo de producir animales y plantas con las características más deseables para la producción. Y, aunque durante años ha sido vetada por muchos conservacionistas que lo han considerado un modo de alterar la naturaleza, lo cierto es que ha logrado adquirir relevancia por el rápido avance del cambio climático, convirtiéndose en una herramienta fundamental para paliar los efectos de esta crisis.
El calentamiento global está llevando al límite a los ecosistemas marinos. Los corales que forman arrecifes son muy sensibles a las olas de calor marinas, que a menudo provocan episodios masivos de blanqueamiento y mortalidad de los corales. Según el informe ‘Estado de los arrecifes de coral del mundo: 2020’, entre 2009 y esa fecha se perdió aproximadamente el 14% del coral del mundo.
Un 25% de las especies marinas vive en arrecifes de coral
La pérdida de los arrecifes de coral sería catastrófica. Aunque los arrecifes cubren solo 0,2% del fondo del océano, son el lugar en el que viven al menos una cuarta parte de todas las especies marinas, porque constituyen un hábitat crucial y una fuente fundamental de proteínas, así como de medicinas vitales. Se estima que cientos de millones de personas en todo el mundo dependen de estos ecosistemas para obtener alimentos, trabajos y protección contra las tormentas y la erosión.
El reto es tan grande e importante que los investigadores consideran que el trabajo debe continuar. La autora principal del estudio, Adriana Humanes, destaca que «queda mucho trabajo por hacer antes de que la crianza selectiva pueda implementarse con éxito”. Y para ello, insiste, “es necesario un conocimiento más profundo para determinar qué rasgos priorizar y cómo estos rasgos están interrelacionados genéticamente».
Estudio de referencia: https://www.nature.com/articles/s41467-024-52895-1
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