Cualquiera que siga la campaña de Estados Unidos por los medios de referencia de las principales capitales de la UE pensará que toda Europa respirará aliviada si Kamala Harris alcanza la Casa Blanca. Sobre todo teniendo en cuenta que Alemania ya no tiene una líder como Angela Merkel, capaz de neutralizar a Donald Trump, como la mostraba una emblemática foto de una cumbre del G7, en pie y confrontada al entonces presidente. A la potencia europea la dirige ahora un canciller debilitado y al frente de una coalición agónica, Olaf Scholz.

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