Este espectáculo aéreo es posible gracias al Illes Balears Ballooning Festival que reúne desde el miércoles en Capdepera a 20 impresionantes aerostatos llegados de 12 países distintos.
Para los que se estrenan en esta aventura, la rapidez del proceso es sorprendente. En apenas unos minutos en la finca possessió de Pocafarina en Sant Llorenç, el equipo prepara la barquilla y el globo. Si a las ocho menos diez el quemador comienza a inflar el globo, a las ocho y diez los primeros pasajeros ya están en el aire. Aquí entra en juego la habilidad del piloto, que debe «navegar» buscando las capas de viento. «No tengo timón. Solo controlo la subida y bajada. El viento nos guía», detalla el director del festival, Jordi Aracil. No siempre el destino es el esperado: «Nos costará llegar a Son Servera. No podremos dirigirnos a Capdepera. Nos quedaremos en la zona de Pocafarina», explica.