A este Real Madrid le faltan muchas cosas, pero no la épica. En una noche más de Champions en el Bernabéu, llegando a ir 0-2 en contra frente al Borussia Dortmund, los blancos sacaron la garra para acabar remontando y ganando 5-2. 108 segundos de locura, en los que marcaron Rüdiger y Vinicius, y otro tanto de Lucas en los minutos tuvieron la culpa. Para rematar, el brasileño sentenció con dos golazos más —firmando el hat-trick— y el estadio despidió la noche cantando «Vinicius, Balón de Oro». [Narración y estadísticas: Real Madrid 5-2 Borussia Dortmund]

Se veían las caras en el Santiago Bernabéu los dos últimos finalistas de la Champions League casi cinco meses después. El Real Madrid sin Camavinga ni Tchouaméni, a los que sentó Carlo Ancelotti, pero con Kylian Mbappé. Lucía más cambiado el Dortmund, con más de medio equipo nuevo respecto al partido de Wembley y con el exmadridista Nuri Sahin en el banquillo —en lugar de Edin Terzic—. 

En la grada estaba de nuevo Kroos, para ver a su Madrid enfrentarse al rival contra el que disputó su último partido con la camiseta blanca. En el campo sigue muy presente, irónicamente, su vacío. Los alemanes que sí se hicieron notar fueron los 3.600 vestidos de amarillo que tiñeron su sector. Estos se sienten en casa sin importar en qué lugar de Europa jueguen.

Y empezó el partido. El Madrid mostró buena actitud en los primeros quince minutos, pero fue sólo eso. Empeoró en los quince siguientes hasta que llegó el gol del Dortmund. Fue a partir de un error defensivo, otro más esta temporada. Pérdida de Lucas Vázquez en la frontal y Guirassy encuentra el hueco entre Rüdiger y Mendy, ambos dormidos dentro del área, para hacer llegar la bola a Malen, y este no falla en el mano a mano con Courtois.

Se le ponía el partido cuesta arriba a los de Ancelotti a la media hora, pero eso no iba a ser todo. Anestesiado el equipo blanco tras encajar el primero, cuatro minutos más tardó el Dortmund en hacer otro. Los amarillos aprovecharon la poca intensidad madridista en la presión y armaron la contra. El jovencísimo Gittens —del 2004— fue el más listo, se les coló a Lucas y Militao y ‘cazó’ al segundo palo el centro de Malen. Gol y desastre en la Castellana.

Bellingham, pensativo, tras los dos primeros goles del Borussia Dortmund


Bellingham, pensativo, tras los dos primeros goles del Borussia Dortmund

EFE

Con 0-2, el Bernabéu estalló en silbidos para su equipo. Y pareció que eso espabiló al Madrid, que tuvo dos largueros de Rodrygo y Bellingham en la misma jugada, pero únicamente fue un latigazo en pleno aturdimiento. Courtois, con un paradón, evitaría el tercero de Brandt y el fallecimiento de su equipo. El Dortmund, séptimo en la Bundesliga, se plantaba sin mucho esfuerzo en la frontal blanca a cada rato.

Entre pitos y contra las cuerdas se marcharon los de Ancelotti al descanso. Cabizbajos. El imperio blanco amenazaba con derrumbarse a cuatro días de recibir al Barcelona. Algo había que hacer, por obligación y por amor propio. Que este mismo equipo hace medio año se estaba coronando campeón de Europa. Eso sí, no hubo sustituciones. Tampoco cambios en el planteamiento. Carletto debió entender que el problema era de actitud. Pensó lo mismo el Bernabéu, que cantó aquello de «échale huevos» a su equipo en los primeros cinco minutos de la segunda parte.

108 segundos para revivir

El primero que tocó algo desde el área técnica fue Sahin, que quitó a Gittens y metió a Anton, otro defensa. Los alemanes, con una ventaja de dos goles, se centrarían en defender su portería y, si eso, pescar algo en un contraataque. El Madrid, falto de dinamismo en el juego, se agarraba a los destellos de sus cracks o a algún momento de locura, que fue lo que ocurrió.

Cantaba el reloj la hora de partido cuando el Madrid atacaba con cierto nerviosismo y el Dortmund se encerraba en su área. Un rechace cayó en las botas de Mbappé que, ante la barrera amarilla, decidió abrirse inteligentemente para crear el espacio y centrar. Rüdiger apareció por los aires y cabeceó convirtiendo el gol que metía a los blancos en el partido. Lo celebraron con rabia el central y sus compañeros, y se calentó el Bernabéu volviendo a creer en otra de esas remontadas mágicas europeas.

Rüdiger celebra su gol contra el Borussia Dortmund


Rüdiger celebra su gol contra el Borussia Dortmund

Reuters

Consiguieron el gol de Rüdiger y el arreón del público que se destapara la caja de truenos. 108 segundos —menos de lo que necesitó el Dortmund entre el primero y el segundo de sus goles— tardó el Madrid en dar el zarpazo. Modric vio entre líneas a Mbappé, barrido junto con la pelota por un defensa del Dortmund, y le vino perfecto el rebote a Vinicius para empujar a gol. Con suspense, por el VAR, llegó el empate y, a partir de ahí, el asedio total del equipo local con su estrella brasileña desencadenada.

En el 71′ hizo el primer cambio Ancelotti, metiendo a Camavinga por un Modric que, a sus 39 años, volvió a darlo todo. Sahin, que veía que le salía caro lo de haberse echado atrás, hacía tres sustituciones más: Groß, Emre Can y Beier por Malen, Ryerson y Nmecha. Quedaban diez minutos y el partido pasó a ser un ‘que sobreviva quien pueda’.

El mejor del mundo

Tuvo una el Dortmund en la que sufrió, y mucho, el Madrid. La salvó el equipo de casa y en el ataque siguiente no perdonó. Marcó Lucas, señalado antes por los errores defensivos en la primera mitad y muy lejos del mejor Carvajal, pero con el alma necesaria —y el brazalete de capitán— para aparecer en estos momentos.

Y por si no era suficiente, Vinicius se sacó de la chistera minutos después un golazo desde la frontal tras correr desde su campo y otro más en el descuento luego de dos recortes en el área. Hat-trick para el recuerdo. El primero de su cuenta en Europa, y a días de tocar la gloria dorada.

Vinicius y sus compañeros celebran uno de sus goles en la remontada al Dortmund


Vinicius y sus compañeros celebran uno de sus goles en la remontada al Dortmund

Reuters

La noche se despidió en el Bernabéu como se merecía, con Vinicius corriendo sin camiseta —se llevó la amarilla por eso— y el público rendido a su estrella. El madridismo recordó al brasileño lo que le espera el próximo lunes: recoger en París el Balón de Oro. Antes de eso, otra parada importante: El Clásico. El Barça de Flick, que este miércoles juega contra su ‘bestia negra’, el Bayern Múnich, ya está sobre aviso. Este Madrid no será el más brillante, pero sigue siendo imposible de rematar. Este siempre será el Madrid de los milagros.

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