La keniana Ruth Chepngetich firmó este domingo el nuevo récord del mundo femenino en el Maratón de Chicago, en el que se coronó campeona por tercera vez en su carrera con una marca de dos horas, nueve minutos y 57 segundos.
Chepngetich, de 30 años, dominó el Maratón de principio a fin y rebajó el registro de la etíope Tigst Assefa (2h.11.53) logrado en Berlín en 2023. Un récord que pone más difícil la apuesta del Maratón Valencia Trinidad AlfonsoZurich, que para su edición del próximo 1 de diciembre ha aumentado su premio hasta el millón de euros para el corredor o corredora que bata la plusmarca mundial.
«Estoy muy orgullosa de mí por esta victoria. He luchado mucho por tener un récord mundial y aquí está, un nuevo récord mundial para Kenia. Estaba muy motivada», explicó Ruth Chepngetich al finalizar la prueba.
En categoría masculina, el keniano John Korir triunfó con un tiempo de 2h.02.42 y sucede a Kelvin Kiptum, que hizo 2h00:35 en Chicago 2023, lo que supuso el récord mundial.
Alegría doble en Kenia
Fue un día glorioso para el atletismo de Kenia, que firmó un doblete en Chicago, donde el año pasado Kelvin Kiptum estableció el récord del mundo masculino: dos horas y 35 segundos.
Chepngetich dedicó su victoria y su récord a Kiptum al acabar la prueba. Ahora, tanto el récord de maratón en categoría masculina como femenina se establecieron por las calles de Chicago.
La atleta keniana reconocía el pasado viernes a EFE que llegaba con gran confianza a Chicago, al asegurar que «nunca» había tenido «mejor preparación» para esta prueba.
En 2022, cuando firmó su doblete, se quedó a catorce segundos del récord mundial y este domingo dio un paso más con un magistral monólogo por las calles de la Ciudad del Viento.
«Regreso por cuarta vez, así que ya conozco muy bien el recorrido. Antes de la carrera te da un poco de tensión, pero todo se va cuando empiezas a correr», decía Chepngetich a EFE.
Y la atleta keniana comenzó con un estilo elegante y un ritmo asombroso que, en los primeros 20 minutos, bastaría para cerrar la prueba en dos horas y siete minutos.
Corrió pegada a las liebres y a los 30 kilómetros lucía casi dos minutos de ventaja sobre el grupo de sus primeras perseguidoras.
Mantuvo un ritmo impecable, con aparente facilidad y gran concentración, y siguió apretando hasta el final. Encaró la única subida real de este maratón en la calle Roosevelt, a pocos metros de la línea de meta, y llegó al parque Grant en solitario.
Levantó las manos al cielo y por primera vez paró el cronómetro antes de la barrera de las dos horas y diez minutos. Nada más terminar, recibió una bandera de Kenia y siguió corriendo para ir a celebrar su éxito junto a los miles de aficionados presentes en la zona de la meta del Maratón de Chicago.