El déficit de atención o la hiperactividad, el autismo o las dificultades de aprendizaje como la dislexia, entre otros, están detrás de muchos casos de fracaso escolar, cuya tasa es del 13,3% entre la población española de 18 a 24 años. El último informe ‘Faros’, presentado este miércoles en el Hospital Sant Joan de Déu (Esplugues de Llobregat, Barcelona) hace énfasis en cómo los trastornos del neurodesarrollo son los causantes de que muchos jóvenes españoles no hayan completado sus estudios de secundaria.
Entre un 5% y un 10% de la población escolar sufre algún trastorno del neurodesarrollo, pero a la vez se ignora cuántos de los casos de abandono escolar son producto de algún trastorno de este tipo, debido precisamente a su «infradiagnóstico», advierten los expertos. En el curso 2023-2024, el pasado, había unos 8.337.537 estudiantes matriculado en enseñanzas no universitarias en toda España, por lo que, según las cifras de ‘Faros’, al menos unos 833.753 sufrirían algún trastorno del neurodesarrollo.
El informe ‘Faros’ de 2011 fijaba la tasa de abandono escolar en España en el 30%. Esta cifra ha bajado un 17% en 13 años, alcanzando el 13%, pero sigue siendo la segunda más alta de la Unión Europea (UE), solo superada por Rumanía. «Vamos por buen camino, pero el fracaso escolar continúa siendo un reto», ha dicho Roser Colomé, coordinadora del informe, cuyos autores llaman a la mayor concienciación no solo de las escuelas, sino también de las familias.
Los autores del último informe ‘Faros’ exponen que, pese a las diferentes leyes, decretos y resoluciones vigentes de la escuela inclusiva, la realidad es que las intervenciones se llevan a cabo cuando se produce el fracaso escolar y no antes, para prevenirlo, como sería lo aconsejable. «Los factores que tienen que ver con el fracaso escolar son varios -sociales, culturales, ambientales…-. Pero también importan los factores neurobiológicos relacionados con la salud y con el funcionamiento del cerebro», ha dicho Colomé, quien además ha advertido que estos factores neurobiológicos son un «riesgo» a la hora de sufrir trastornos neuropatológicos en la edad adulta.
El nuevo informe ‘Faros’, al que se puede acceder a través de este enlace, incluye una revisión sobre los diferentes trastornos del neurodesarrollo, expone qué señales muestran que un niño los presenta y detalla cómo detectar y tratar la dislexia, trastornos del desarrollo del lenguaje o el trastorno por déficit de la atención con hiperactividad, entre otros.
Asimismo, se han incorporado los trastornos del espectro autista (TEA) y la discapacidad intelectual, se ha eliminado el trastorno de aprendizaje no verbal (TANV), debido a su poca aceptación en la comunidad científica, y se ha incluido un capítulo sobre qué son y qué no son las Altas Capacidades (ACI). Las Altas Capacidades no están consideradas un trastorno del neurodesarrollo.
Avances en las neurociencias
Los avances conseguidos, en los últimos años, en el campo de las neurociencias han permitido conocer con mayor profundidad cómo aprende el cerebro. Por ejemplo, la investigación cada vez mayor en torno a la microbiota apunta a que las bacterias intestinales también tienen una «repercusión» en los receptores del cerebro que ayudan a los aprendizajes, tal y como ha destacado Colomé.
Para ella es importante que este conocimiento llegue a los docentes y a las familias, ya que les puede ser de utilidad a la hora de enfocar el proceso de enseñanza para afrontar con mayor éxito las dificultades que presentan los niños con trastornos del neurodesarrollo como la discalculia (una condición neurológica que dificulta la comprensión de las matemáticas y las tareas relacionadas con esta materia), la dislexia, el TDAH o el autismo, entre otros.
«La familia tiene gran importancia en el desarrollo del niño. Muchas temen que se discrimine a su hijo por ser diferente. Debemos acompañarles, ayudar a entender el diagnóstico, potenciar los aspectos favorables y disminuir los aspectos negativos dándoles herramientas para manejar las dificultades del niño o niña. El papel de la familia es clave para aumentar las oportunidades de aprendizaje», ha destacado la coordinadora del informe.
Tratamiento holístico
La neuropsicóloga de Sant Joan de Déu Anna López ha destacado que el tratamiento de los alumnos con algún trastorno del neurodesarrollo debe ser «holístico». «Hay que mejorar las habilidades de ese niño de forma global, desde lo académico pero también desde lo familiar», ha dicho. Y ha hecho hincapié en la detección precoz. «Sabemos que, cuanto antes empieza la intervención, el pronóstico es muchísimo mejor. Debemos detectar estos trastornos lo antes posibile».
En esta línea, los expertos implicados en el estudio han recomendado, en concreto, intervenir en la etapa de la educación primaria para actuar sobre las funciones cerebrales deficitarias, mientras que en secundaria, cuando la capacidad de plasticidad cerebral es menor, las acciones se centran en compensar las dificultades.
«Para ello, es importante dar poder a los profesores de educación infantil y primaria para que puedan detectar estos casos y así incidir a tiempo. Últimamente, estas acciones se han acelerado en Cataluña, pero siguen habiendo desajustes», ha alertado López, quien además ha llamado a «seguir luchando» para conseguir «la máxima equidad en las aulas».