Ser el primero en poder sentir las sensaciones al volante del nuevo Cupra Terramar es algo que nos llena, como dicen, de orgullo y satisfacción. Por la condición de miembro del jurado (y vicepresidente) de The Car Of The Year hemos tenido acceso a probar en exclusiva el modelo de la marca española una semana antes de sus tests oficiales. Lo hemos hecho en las pruebas que cada año se organizan en Dinamarca, y en las que participan la mayor parte de los vehículos candidatos a la corona europea: el Tannistest.
El nuevo Cupra Terramar representa una nueva vuelta de tuerca de la marca española para afianzarse en el mercado europeo. Se trata de un coche, fabricado en Györ (Hungría), que este año forma parte de los candidatos al The Car Of The Year junto al Cupra Tavascan (fabricado en Hefei, China), ambos fruto de la globalidad de la marca de Martorell.
En edición de este año del Tannistest han pasado por nuestras manos 31 de los casi 50 modelos presentados en lo que va de 2024, y el Terramar ha sido uno de los que ha recogido mejores impresiones entre los 34 jurados que estuvimos probando durante una semana en las carreteras de Jutlandia Septentrional, en el norte de Dinamarca. Para la ocasión contamos con dos unidades del Cupra Terramar, equipadas con el motor de 200 kW (272 CV), con tracción delantera, híbrido enchufable y con las especificaciones tope de gama, la VZ.
Lo primero que podemos destacar del nuevo Terramar es su diferencia con su hermano pequeño, el Cupra Formentor (finalista del The Car Of The Year en 2021) y con el mayor, el mencionado Tavascan. Ofrece rasgos similares pero mantiene una personalidad propia.
Se trata de un puente entre dos mundos, un puente (híbrido enchufable) que las familias, a las que les puede el espíritu deportivo, pueden cruzar camino del coche eléctrico. El Terramar es una elección excelente para disponer de la deportividad del Formentor, pero en un formato más amplio. Representa el hueco que dejará en breve el Cupra Ateca.
Su diseño asume un poco más de riesgo, al tratarse de un modelo de mayores dimensiones. Mide 4,51 metros de largo, 1,5 metros de altura y 1,86 metros de ancho. Su batalla es de 2,68 metros, pudiendo ofrecer un espacio interior más grande que su hermano pequeño.
Su característica ‘nariz de tiburón’ le hace pertenecer, sin duda, a la estirpe de los nuevos Cupra. Algo que viene refrendado también por una luz diurna formada por tres triángulos de sus faros Matrix Led. Adiós a los típicos pasos de rueda en negro de la mayoría de los SUV, ganando en elegancia, capó largo, muy plano, y una zaga cupé bastante vertical soportada por un difusor y la franja del portón que va de lado a lado, iluminada con el logo de Cupra en el centro.
La verdad es que no pasamos desapercibidos por las carreteras cercanas a las playas de Tversted, Kjul, hasta los búnqueres de Skajen, allá donde ropen las olas del Mar del Norte. El Terramar atrae miradas, y lo comprobamos especialmente en la localidad de Skajen, donde se agolparon numerosos curiosos cuando lo dejamos aparcado como un coche más de la zona.
No me acaba de convencer la paleta de colores, muy sobrios, con muchas tonalidades oscuras. Está claro que cuando esta semana podamos ver otras propuestas, mejoraremos esa opinión. Tanto el Encelandus Grey como el Graphene Grey que tuvimos en el Tannistest son colores muy elegantes, tal vez demasiado.
Situados tras el volante hay que reconocer que el espíritu de Terramar (y su mítico autódromo oval) aparece sin pestañear. Un Cupra es un Cupra, aunque tenga vocación familiar como éste. La posición al volante es muy cómoda y destaca por mostrar un mayor espacio para apoyar las piernas en los costados de la zona central. No tiene una espina dorsal marina como la que recrea el Tavascan, y a mi modo de ver eso es de agradecer.
Los instrumentos están colocados de forma muy acertada para la visibilidad y los asientos tipo baquet permiten un muy buen apoyo lumbar y lateral. La consola está orientada al conductor, lo que es de agradecer y las levas situadas tras el volante son muy agradables de manejar, especialmente si nos atrevemos con el cambio automático de 7 velocidades en modo manual. El volante es prácticamente idéntico al del Formentor.
Ofrece una buena visibilidad de la pantalla de 12,9 pulgadas para el equipo multimedia, un elemento que nos ha gustado mucho porque en este modelo se mejora, y mucho, la anterior versión de software heredada de Volkswagen. No les gusta que se diga, pero en esta ocasión los ingenieros españoles de Cupra le han ‘metido mano’ para hacer algo mucho más decente al uso.
Las plazas traseras son amplias, cómodas, incluso con tres adultos. Las probamos en algunas de los test de frenada y esquiva… y nadie salió maltrecho del lance. Bromas a parte, el Terramar es amplio y cómodo, siendo una propuesta recomendable para viajar.
Buen dinamismo
Encontrar una carretera revirada en el norte de Dinamarca es como buscar setas en plenas dunas del desierto de Merzouga. Pese a ello pudimos encontrar zonas en las que probar al estabilidad del Terramar. Nos gusta mucho el trabajo que se ha hecho con las suspensiones.
También pusimos a prueba sus limitaciones en la tradicional prueba (no oficial) del ‘test del alce’ en el aeropuerto de Sindal, algo que les encanta por estos lares nórdicos. El Terramar mostró bien la estabilidad y frenada, con una muy buena respuesta de la dirección, rápida, pudiendo evidenciar en situaciones extremas una ligera tendencia al subviraje.
La versión probada, VZ para más señas, invita a soñar. Con la motorización híbrida enchufable, además de obtener la etiqueta ‘0’ de la DGT, permite una conducción capaz de mezclar la suavidad en trayectos urbanos y mantener un ritmo muy aceptable en conducción mças rápida por carretera.
Los frenos actúan muy bien y es capaz de ofrecer una frenada rápida y eficiente. No hay sensación de perder el control en ningún momento. Está muy bien insonorizado y la transición de la conducción en modo eléctrico al motor de combustión apenas es perceptible.
Dicen por ahí que el Cupra Terramar será el último Cupra con motor de combustión, así que aprovechemos al máximo esta oportunidad de disfrutar, porque os aseguro que merece la pena. Y mucho.