Venía a Madrid en un vuelo regular, relajado, sin pensar que le estuvieran esperando los agentes del Grupo de Fugitivos de la Policía Nacional. El narco colombiano José Sigfredo Castro Salas ha caído este pasado martes en manos de la Justicia, y con su captura las fuerzas de seguridad han puesto fin a 32 años de fuga, una de las más prolongadas entre dirigentes del crimen organizado.
Castro Salas era uno de los delincuentes fugados más largamente esperados por la Justicia italiana; un veterano en su Elenco dei Latitanti, el cartel de los más buscados de italia. Sobre él pesa aún una condena incumplida de 15 años de prisión por delitos de narcotráfico internacional y financiación de una organización criminal.
El detenido fue interceptado por los agentes al aterrizar en Barajas. Venía en vuelo regular a España para un asunto familiar, según fuentes próximas a la Investigación. Cuando le requirieron la documentación no se lo esperaba. Estaba convencido de que ninguna policia tendría que buscarle ya, pues cumplió dos años de condena por delitos de índole similar en Francia… hace 30 años.
Deuda pendiente
Sobre Castro Salas, nacido en 1959, pesaba una orden internacional de busca y captura emitida por la italiana Procuraduría de la República. Su detención ha sido fruto de la colaboración entre la policía española, la Polizia di Stato y los carabineros italianos. Actualmente está pendiente de su entrega a Italia por la Justicia española.
En 1992, cuando fue detenido por primera vez y un juzgado emitió sobre él una orden de prisión provisional, se dio a la fuga y tuvo que ser declarado en paradero desconocido, como otros no pocos dirigentes de organizaciones criminales en la Italia de la época. Estaba incurso como sospechoso en una investigación policial italiana por tráfico de drogas entre Colombia y Europa. Por esa acusación fue finalmente condenado a 15 años de cárcel, estando ya fuera del país.
Esta semana, cuando viajó a Madrid y se topó con la Policía Nacional, Castro Salas pensaba que ya no tenía cuentas con la Justicia. A sus 65 años, es prácticamente un jubilado: los investigadores ya no le atribuyen integración en cartel colombiano alguno… pero tiene aún pendiente una deuda que pagar.