La arciprestal de Sant Jaume de Vila-real ha vivido este domingo una efeméride destacada, incluida en la programación de actos para conmemorar el 750 aniversario de la fundación de esta comunidad cristiana.
El obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón, Casimiro López, ha presidido los actos del traslado de los mártires de la ciudad al templo parroquial, nueve sacerdotes vila-realenses que están incluidos en la causa de canonización de los 213 mártires de la diócesis, encabezada por el también obispo, Miguel Serra Sucarrats. Los curas fueron asesinados durante la guerra civil.
Las autoridades locales y cientos de fieles, entre los que se encontraban familiares de los sacerdotes mártires, han llenado la arciprestal, que el pasado viernes ya acogió una vigilia de oración con motivo de ese traslado.
Durante la misa, que ha tenido lugar en el mismo templo de Sant Jaume, el obispo ha recordado que «al trasladar los restos de estos siervos, queremos ponerlos cerca del ara del altar de Cristo, a cuyo sacrificio ellos se unieron por su sangre derramada», y ha continuado incidiendo en que «damos gracias a Dios por el don de sus personas y de su ministerio sacerdotal, el don y la gracia del martirio».
Casimiro López ha afirmado que «los mataron porque eran sacerdotes, ese era el delito que habían cometido. Ellos son testigos del amor de Dios, de la esperanza que no defrauda», a lo que añadió que «son modelos de una caridad pastoral hasta el derramamiento de su sangre».
En su homilía ha defendido que «perdonaron a sus asesinos y dónde solo había odio, pusieron amor». Ha insistido en la importancia de que «conozcamos sus biografías, porque pertenecen al acervo espiritual de nuestra Iglesia diocesana y son un valioso legado».
Nombres propios
Bruno Cabedo Moreno, José Avellana Guinot, Blas Carda Saporta, José Pascual Juan Marco, Enrique Asencio Llorca, José Pascual Arnal Ortiz, Pascual Goterris Taurá, José Pascual Nácher Miró y José Ramón Ochando Badal son los nombres de los nueve curas homenajeados. Algunos reposan ya en el templo arciprestal de Vila-real y otros fueron enterrados en fosas comunes, por lo que ha sido imposible recuperar sus restos