Moscú lleva tiempo considerándose a sí misma el faro de los valores tradicionales, la «Tercera Roma». Restringió el cambio de sexo legal, lleva años sin celebrar el Día del Orgullo ni nada parecido e incluso prohibió la bandera arcoíris por considerarla de un «movimiento extremista», dejándola, a nivel legal, a la misma altura que la de Estado Islámico. Sin embargo, busca atraer a aquellos europeos y norteamericanos que no están de acuerdo con lo que consideran inapropiado o poco tradicional, como la ideología de género o el apoyo al colectivo LGTBI. Aunque se aprobó el proyecto de ley a mediados de agosto para dar residencia temporal a extranjeros que comulguen con los valores tradicionales rusos, no fue hasta este viernes por la noche que se dio a conocer la lista completa de los 47 países.
En la lista están la mayor parte de países de la UE, entre ellos España, Francia, Alemania, Italia y Portugal; además de otros países occidentales o aliados de Occidente como Reino Unido, Suiza, Estados Unidos, Canadá, Japón, Corea del Sur y Taiwán, entre otros. No son los primeros cantos de sirena para atraer a ciudadanos de países no amistosos (etiqueta dada en 2022 a naciones que apoyan activamente a Ucrania o sancionaron a Rusia), ya hubo algunos conatos en 2023.
En aquel entonces ya se creó un proyecto de una urbanización para familias «tradicionales» en la que iban a vivir 200 familias conservadores de Estados Unidos y Canadá. Y ahora el Kremlin abona el terreno para aumentar aún más la cifra de occidentales que prefieran comulgar con Rusia, algo que puede paliar algo la crisis demográfica que sufre Rusia, que pierde población debido a la migración, el recelo a tener hijos, las dificultades económicas y la movilización militar.
Sin presencia en la lista
La mayor parte de países europeos tiene presencia en la lista, incluso Andorra y San Marino. Pero en la lista de la UE hay una excepción notable, que es Hungría. Este país es, a día de hoy, uno de los más conservadores y tradicionales y también el aliado más cercano a Moscú en el seno de los 27 países comunitarios. Viktor Orbán es un entusiasta de Vladímir Putin en el corazón de Europa y tiene visiones parecidas sobre la familia, la democracia y la tolerancia con el colectivo LGTBI. Es por eso que nada más ocupó la presidencia europea, el líder húngaro buscó reunirse en Moscú con representantes del país euroasiático, buscando así un acuerdo de paz con Ucrania que satisfaciera los intereses del Kremlin.
En cualquier caso, el principal efecto que puede tener una migración como esta es el propagandístico de lucha contra «los valores occidentales», en la cual ha buscado tender puentes con formaciones políticas occidentales conservadoras como es el caso de Alternativa para Alemania (AfD) en el país germano o Vox en España, con los que tienen, a través del llamado «oligarca de Dios«, Konstantin Malofeyev, un vínculo económico. La formación de ultraderecha española, sin embargo, ha preferido distanciarse de Moscú con la guerra en Ucrania aunque en lo social mantienen posturas parecidas.