Daniel Martín Anaya (Salamanca, 1994) atesora a su espalda 26 títulos deportivos en el tiro con arco, en la modalidad adaptada por su discapacidad visual. Comenzó a practicarlo con 17 años y ahora con 30 ya es campeón de España y de Europa, y bronce en un mundial. «Las discapacidades hay que afrontarlas y no quedarse atrás porque no limitan a nada», relata, «te puede limitar a hacer las cosas de una forma, pero no de otra».
Tenía 17 años cuando durante una excursión con el instituto para practicar deportes poco tradicionales descubrió el tiro con arco. Hasta entonces, y a pesar de ser un amante del deporte casi desde que tiene conciencia, ni siquiera se había planteado la posibilidad de practicar esa disciplina, hasta que se enteró de que existía una categoría, la VI 1 (impedido visual, en sus siglas en inglés) en la que podía entrenar y competir. Aquel fue el primer contacto con el tiro con arco de un chiquillo invidente desde los 3 años, con pocos límites, muchas metas y acostumbrado a un sacrificio que le llevó a ganar su primer título con 22 años, cuando quedó primer clasificado en un torneo en Salamanca. Hoy, a sus 30 años, el arquero Daniel Martín Anaya es siete veces campeón de España de tiro con arco adaptado, campeón de Europa y bronce en el mundial de Holanda. Y en el horizonte, sus fechas ya apuntan a las Paraolimpiadas de 2028 en Los Ángeles.
Daniel, oriundo de Salamanca con raíces en Villarino de Los Aires y residente en Mogán desde hace dos meses, padece una atrofia en el nervio que le impide ver y una enfermedad degenerativa que le afecta a los músculos y el corazón. Pero eso no le ha impedido jamás lanzarse a practicar casi todo tipo de deportes, desde el judo a la natación, pasando por el ajedrez, el fútbol, el baloncesto o el paddle surf. «Sin el deporte, yo hoy no sería nada», señala.
En su infancia todo fue más difícil, reconoce, porque quería jugar en equipos reglamentarios pero no podía por la falta de visión, hasta que aparecieron los deportes adaptados. «Las discapacidades hay que afrontarlas y no quedarse atrás porque no limitan a nada», relata, «te puede limitar a hacer las cosas de una forma, pero no de otra».
Cuando comenzó a practicar tiro con arco estuvo cuatro años sin competir, pero moviendo papeleo hasta convertirse en el primer español en competir en un campeonato en la categoría adaptada. Es consciente de que abrió camino a otros muchos que se encuentran en la misma situación y eso le alegra. Más aún cuando sus horas de trabajo, dedicación, esfuerzo y sacrificio empezaban a traducirse en una lluvia de hasta 26 títulos.
El primer campeonato de España lo ganó en su tierra en 2017 y a partir de ahí llegaron otros seis; obtuvo la medalla de bronce en el Mundial de Holanda en 2019 y la de oro en el campeonato europeo celebrado en la República Checa en 2021. Y se sabe fuente de inspiración. «Me gustaría que las personas no se queden en casa por tener una discapacidad, hay que seguir adelante y perseguir los sueños porque estoy seguro de que si trabajan día a día con constancia y sacrificio lo van a conseguir». Además, posee la Insignia de Oro y Brillantes de la Federación Española de Tiro con Arco.
Daniel fue el primer deportista español en competir en la categoría de tiro con arco adaptado
¿Y cómo practica este deporte? Para conseguir adaptar esta disciplina a las personas invidentes, arqueros como Daniel utilizan un arco de poleas apoyado sobre un trípode que en su remate lleva una bola de dos centímetros de diámetro alineada con el centro de la diana y sirve como referencia para lanzar las flechas. En su caso, dispara las flechas a 42 libras de potencia y éstas tardan poco más de un segundo en dar en la diana a más de 200 kilómetros por hora.
La vida como arquero de este graduado en Magisterio de primaria y teleoperador de Ilunion, empresa de la ONCE, es prácticamente entrenamiento continuo. Desde que se trasladó hace dos meses a vivir a Mogán -por recomendación médica, ya que necesita un clima más estable para sobrellevar su enfermedad-, Daniel entrena cuatro horas a la semana en el Club Delik2 de Las Palmas de Gran Canaria, pero el resto del tiempo realiza natación y gimnasio en el polideportivo David Jiménez Silva de Arguineguín y los fines de semana practica natación y paddel surf en la playa de Las Marañuelas. «En el deporte no solo te debes enfocar en lo que destacas, sino que todo lo demás aporta un poco a aquello que haces bien», cuenta.
Y como no tiene con eso, ya ha comenzado el ciclo de entrenamiento para las Paraolimpiadas de 2028 en Los Ángeles porque, aunque la categoría adaptada para personas con discapacidad visual aún no está aceptada, sí confía en que lo esté para entonces. «Para mi sería cerrar el círculo; ya he ido ir lo máximo que puedo, que es un mundial, pero participar en las Paraolimpiadas sería el colofón». Pero para su proyecto deportivo necesita un patrocinador que le ayude a soportar los 8.550 euros que necesita anualmente.
Para este joven, el deporte es su medicina. «Me ayuda a desconectar, pero también me ayuda a viajar y conocer lugares nuevos; para mi el tiro con arco no solo es ganar o perder, sino que me aporta experiencias que quizá de otra manera no podría vivir», reflexiona el deportista, «una medalla es bonita, por supuesto, pero las otras vivencias con las que más se me van a quedar».
Su pasión por el deporte es tan grande que en dos meses ya se ha abonado a la UD y al Granca, lleva tatuados los escudos de los dos equipos, además de la silueta de Gran Canaria, y en breve se une al Proyecto Suma del Granca para que las personas con cualquier discapacidad pueda practicar baloncesto.
Daniel reside ahora en Gran Canaria y aquí ha desplegado un potencial deportivo que consigue, recuerda, gracias a todos los monitores que le ayudan. «Les doy las gracias porque sin ellos todo sería más complicado». Y junto a él también camina su familia. Y Lucy, su fiel amiga, su perra guía.