Se estima que unos tres millones de españoles padecen hiperplasia benigna de próstata (HBP), aunque apenas unos 900.000 han consultado con un profesional de la urología para recibir tratamiento y disminuir sus síntomas.
Hablamos de una enfermedad muy frecuente, que no pone en peligro la salud de las personas pero es muy “molesta”.
El doctor Juan I. Martínez-Salamanca, coordinador del Grupo de Andrología de la Asociación Española de Urología, explica a ‘Guías de Salud’ que “se trata de un crecimiento benigno de la próstata que afecta a un 40% de los varones mayores de 60 años y al 80% de los mayores de 80”.
- “En muchos casos dificulta la micción y produce sintomatología que altera de manera importante la calidad de vida del paciente”.
Pero, atención. Solo el diagnóstico precoz y su tratamiento puede evitar en muchos casos la aparición de complicaciones como:
- La retención de orina
- La insuficiencia renal
- Los cálculos vesicales.
Además del tratamiento farmacológico, en algunas ocasiones se recomienda la intervención quirúrgica cuando “no se tolera o no se desea utilizar la medicación”.
El procedimiento médico más habitual es la resección transuretral de la próstata (RTUp).
No obstante, la tendencia es que este tipo de cirugía se realice cada vez menos gracias a:
- La llegada de tecnologías más avanzadas
- Posibilidad de operaciones menos invasivas
- Y con na tasa de recuperación más rápida,.
Y uno de los tratamientos al alza es la cirugía con láser.
Tratamiento con láser HOLMIUN: ¿en qué consiste?
El tratamiento con láser se realiza mediante la misma vía de acceso que la resección transuretral de la próstata. Sin embargo, “se utiliza una fibra láser que es capaz de extirpar toda la porción de la próstata con crecimiento, eliminando una mayor cantidad de tejido obstructivo con una menor tasa de sangrado”, resalta el urólogo.
- “En otras palabras, elimina más tejido enfermo y provoca menos sangrado”.
Se trata de una cirugía mínimamente invasiva. Proporciona una solución duradera para el agrandamiento de próstata con una recuperación y alivio de los síntomas (interrupciones en el flujo de orina o dificultad para iniciar la micción) en un tiempo menor si lo comparamos con el otro tratamiento tradicional.
No provoca impotencia sexual, pero “puede provocar algunos casos de incontinencia urinaria transitoria, que se resuelve en los primeros meses tras la cirugía”.
¿El posoperatorio es más sencillo?
Los pacientes suelen permanecer hospitalizados menos de 24 horas en el hospital, con una recuperación y un regreso a las actividades laborales precoz.
- La tasa de sangre en la orina es menor en comparación con la resección transuretral de la próstata, y generalmente el paciente no lo nota en los primeros días después de la cirugía.
Y, sobre efectos secundarios tras la operación, puede ocurrir que el paciente sufra eyaculación retrógrada, que es la incapacidad de expulsar el esperma durante la eyaculación. “Es algo que suele ocurrir después de la cirugía”.
- «No provoca ninguna repercusión en la erección, los orgasmos o el placer durante las relaciones sexuales”.