Tras sus primeros pasos –durante casi seis años– dados en Tenerife, con su traslado a Madrid las Marton se pusieron en manos de Suvi Mikkonen, su preparadora en el Hankuk. La finesa ya conocía a ambas de su stage en la Isla en 2016, y sabía lo que iba a tener entre manos. En este periplo los resultados fueron confirmando las previsiones. «Ella está muy mentalizada de ir a por todas, y pensamos que la puede liar», comentaba Suvi hace apenas un par de semanas durante la preparación de sus chicas en Tenerife. «Y la ha liado parda», señalaba ayer, desde París, la coach del oro olímpico.
«Sabíamos que estaba lista y que la podía armar, pero hasta que no llegas aquí y no ves cómo afronta el escenario y el momento, no lo tienes seguro», admite Mikkonen sobre las horas previas a la prueba de -67 kilos. Unas dudas que se disiparon muy pronto. «En cuanto la vi salir en el primer combate, con esa cara de disfrute y viviendo el momento, supe que podía pasar cualquier cosa», detalla en clara referencia al intento de asalto al oro por parte de la representante húngara.
Aunque su conocimiento de Vivi es pleno, el viernes Suvi vio algo distinto. «Me gustó un montón la forma en la que afrontó y disfrutó cada momento», comenta, aunque la coach destaca esa entereza «cuando los combates se complicaban». «Hubo momentos muy duros, porque las rivales eran muy difíciles, pero ella supo estar tranquila y llevar a cabo el trabajo que habíamos planteado», añade la nórdica.
Lejos de la silla que ocupó Mikkonen, casi escondido en la grada, Jesús Ramal también podía sentirse «muy satisfecho». Él fue uno de los responsables de la mudanza de las Marton a Madrid, y el viernes su satisfacción fue doble. «Lo que veo cuando estoy arriba no es solo a la competidora que se prepara todos los días, sino también a la entrenadora que estamos formando, y que se está destapando como una de las mejores del mundo. Por eso me siento muy orgulloso por todas las partes», señala en relación a Mikkonen, su pareja sentimental. «Quizá puede parece que no soy objetivo, pero es los resultados hablan por sí solos», añade como el mejor de los argumentos.
Aunque Marton y Mikkonen fueron siempre combate a combate, Ramal fue optimista visualizó el oro algo antes. «Desde el primer combate, cuando Vivi salió con esa energía y esa fuerza; y ya luego cuando llegó a la final tras tres combatazos, sufridos, pero que supo sacar adelante. Fue un conjunto de cosas que se juntaron y ganó», añade el coach.
Pero antes de colgarse el oro, la tinerfeña pasó por un complicado ejercicio de concentración. Y es que desde que Marton saltó al tatami para afrontar su cruce de octavos, hasta que confirmó el oro, transcurrieron más de 12 horas y cuatro combates. Y también una dura pelea psicológica para no cometer el más mínimo de los errores. «Todo el día fue de trabajo mental, porque en unos Juegos lo mental lo es todo. Ese día de competición todo se enfoca en la mente», explica Mikkonen, para la que «la preparación previa puede ser similar en la mayoría de los competidores para llegar al cien por cien, pero lo que diferencia a unas de otras es la mente». «Por eso, buena parte de lo que hablábamos era mental», añade.
Con el oro de Viviana, Mikkonen puede ya presumir de preparar a una campeona olímpica y a otra del Mundo –Luana–. Privilegio al alcance de muy pocos. «Pues sí, he tenido la suerte de poder estar con estas dos bestias. Lua, en su primer Mundial, saca el oro; y Vivi hace lo mismo en sus primeros Juegos. Es una suerte increíble estar con estas dos chicas», concluye Suvi con una sonrisa cargada de orgullo.