Fumata blanca en Esquerra Republicana. Las juventudes del partido han acordado este lunes validar el acuerdo de sus mayores con la dirección del PSC para que Salvador Illa sea president de la Generalitat. El pacto, que entre otros intercambia la investidura por un concierto económico para Cataluña, ha peligrado hasta el último momento debido al sentido del voto de Mar Besses, del Jovent Republicà, que podía actuar de manera autónoma al grupo parlamentario.

Al final no hubo sorpresa de última hora. El presidente del Parlament, Josep Rull, dará inicio este martes la ronda de contactos con las distintas formaciones políticas para evaluar los apoyos de Illa y cerrar una fecha de investidura que, como pronto, podría organizarse este mismo jueves.  

Illa será el primero en entrevistarse con Rull el martes, a partir de las 9.30 horas de la mañana, y luego le seguirán sus presuntos socios de investidura. Primero Josep Maria Jové, de ERC; luego Jéssica Albiach, de los Comuns. Entre todos suman 68 votos en el Parlament, justo una mayoría absoluta, por eso el voto de la diputada joven de Esquerra era tan decisivo. 

El encuentro que han llevado a cabo en Barcelona las juventudes del partido republicano, a puerta cerrada y envuelto en el más absoluto misterio, acaba con el debate interno en Esquerra sobre si apoyar o no un president del PSC. Por la mínima, 6.349 militantes validaron el acuerdo con los socialistas por sólo 550 votos (3.397, el 53,5%) de diferencia frente a un 44,8% (2.847).

El problema con ERC es que su facción juvenil, Jovent Republicà, tiene tanto autonomía de voto como de decisiones, y organiza a sus diputados —en este caso, diputada— sin que intervengan los mayores. Fuentes de la dirección del partido, no obstante, llevaban desde el viernes pasado dando a entender en privado que los jóvenes no iban a desmarcarse del mandato general. 

A pesar de las dudas, tampoco en el PSC se plantearon seriamente ninguna otra posibilidad. Querían dar tiempo a los jóvenes esperando que no se les fueran de las manos, habida cuenta de que seguirán teniendo las llaves de una legislatura con Govern en solitario.

A pesar de los miedos Salvador Illa comunicó al presidente del Parlament el sábado que tenía los apoyos necesarios para someterse a una investidura esta semana. No era así, al menos en ese momento, dado que el citado voto número 68 no estuvo garantizado hasta la tarde del lunes. Se espera que esta situación se replique en cada votación importante.

División en ERC

A pesar de todo, hay varios elementos que dan a entender falta de unión en Esquerra Republicana, en general, y entre el partido y sus juventudes, en particular. 

La primera es la clarísima ruptura producida entre los militantes el fin de semana, en el que el acuerdo de investidura estuvo a punto de saltar por los aires. La diferencia entre la opción que mantenía la dirección nacional de Marta Rovira y la crítica, histórica, de ERC fue de sólo 550 votos. 

Esto se explica, entre otras muchas cuestiones, con que en ERC existen dos almas que se disputarán el control total de la organización en un congreso el 30 de noviembre. Una es la de Rovira, secretaria general, y otra la de Oriol Junqueras, presidente del partido hasta el pasado mes de junio. Votar no a la investidura de Salvador Illa habría supuesto deslegitimar a Rovira, que es quien negoció el acuerdo. 

Esta división en las bases, que no tiene pinta de enfriarse hasta que llegue el invierno, se ha trasladado también a unas juventudes históricamente más críticas que los mayores. También recibieron presiones del resto de fuerzas independentistas críticas con el acuerdo, como Junts y la CUP, obligándolas a retrasar dos días su consejo nacional extraordinario.

Aunque no se han hecho públicos los datos de la votación a puerta cerrada, a nadie se le escapa que Illa no despierta pasiones entre la juventud republicana. El pasado 12 de junio, sin ir más lejos, el Jovent Republicà emitió un comunicado postelectoral posicionándose en contra de su hipotética investidura.

En él dejaban claro que el debate financiero (el concierto fiscal) no les interesaba, sino que condicionaban sus votos a «un referéndum de autodeterminación […] y el compromiso con la justicia social». «A nosotros no nos dan miedo las urnas», amenazaban, dando a entender que podían dinamitar las opciones del PSC.

Sobre Illa, que el exministro de Sanidad sea precisamente el candidato a president es otro de los principales escollos para la juventud republicana. La tensión es tan grande que ERC decidió omitir su nombre de la consulta de este viernes, para evitar votos en contra; no fue así en 2019, cuando sí mencionaron a Pedro Sánchez en la votación sobre si apoyarle o no en la investidura de entonces. 

Finalmente, la pregunta quedó así redactada: «¿Estás de acuerdo en que Esquerra Republicana vote a favor de la investidura del candidato socialista a cambio de la soberanía fiscal, la promoción y protección de la lengua catalana, la convención nacional para la resolución del conflicto político y el resto de las medidas acordadas?». 

Fuente