El nuevo presidente moderado iraní, Masud Pezeshkian, ha sido oficialmente investido este martes como el nuevo jefe de Gobierno iraní en una ceremonia en el Parlamento persa, en Teherán, donde ha prometido continuidad con las políticas y decisiones del antiguo Ejecutivo iraní, liderado por el anterior presidente, Ebrahim Raisí.
Raisí falleció el pasado mes de mayo en un accidente de helicóptero mientras volvía de una visita oficial a Azerbaiyán junto con su ministro de Exteriores, Hosein Amirabdollahian. La muerte de Raisí provocó la convocatoria de unas elecciones anticipadas que, por sorpresa, ganó el moderado Pezeshkian, que entró en la carrera presidencial como el único moderado en una lista —la favorita del líder supremo, el ayatolá Alí Jameneí— copada por las facciones más radicales y ultraconservadoras del poder en Teherán.
Pezeshkian, sin embargo, se impuso a todos ellos en los comicios. “Usaré todo mi talento y cualidades para realizar de la mejor manera posible la tarea de presidente. Juro luchar para preservar el islam, el sistema de la República Islámica y su constitución”, ha dicho el nuevo presidente iraní este martes en una ceremonia en la que han atendido representantes de cerca de 70 países, además del líder del ala política de Hamás, Ismail Haniyeh, y el vicesecretario general de Hizbulá, Naim Qasem.
“Estamos convencidos que la resistencia del pueblo palestino y sus combatientes llevarán a la victoria final y a la liberación total de Palestina. Quiero recordar que cualquier posible ataque de Israel contra el Líbano tendrá consecuencias muy serias para Israel”, ha dicho Pezeshkian, en referencia a la posible respuesta del Estado hebreo ante el ataque, este sábado, de Hizbulá contra los Altos del Golán, que resultó en la muerte de 12 menores israelís.
Nuevo gobierno
Durante la campaña y después de las elecciones, Pezeshkian se apresuró a afirmar que su Gobierno no sería uno que aporte grandes cambios. Los expertos consideran que su nuevo Ejecutivo sería, en consecuencia, uno plural: con miembros de las facciones reformistas del poder en Teherán, pero también con ultraconservadores y cercanos a Jameneí.
Así, se espera que Pezeshkian aporte ciertos cambios cosméticos a la vida política en Irán: en el país persa, la política y dirección del país la marca el líder supremo y no el presidente. Se espera, eso sí, que el nuevo presidente sea más laxo que Raisí en lo que respecta a la persecución de las mujeres y la imposición —que sigue siendo obligatoria— del velo islámico.
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