Las temperaturas en los meses de verano son cada vez más abrasadoras. Y en las ciudades, más aún. Tanto que pueden ser fatales. Un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y publicado en The Lancet estima que cuatro de cada cien muertes que se producen en las urbes en temporada estival son consecuencia del efecto ‘isla de calor’. Asimismo, sostiene que un tercio se podría evitar cubriendo el 30% del espacio urbano con árboles. Esa sensación de bochorno se intensifica por las noches cuando, pese a que el sol no brilla, el termómetro no baja. Ni en la calle ni dentro de los hogares.

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