«Entendemos que hay unos tiempos de espera y que las máquinas se pueden romper, pero no entendemos la falta de empatía ni la falta de información», explica a este diario Alba (nombre ficticio), paciente de la Unidad de Reproducción Asistida de Son Espases de la que solo salva la humanidad y accesibilidad de su responsable, la doctora Belén Castel.

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