«Entendemos que hay unos tiempos de espera y que las máquinas se pueden romper, pero no entendemos la falta de empatía ni la falta de información», explica a este diario Alba (nombre ficticio), paciente de la Unidad de Reproducción Asistida de Son Espases de la que solo salva la humanidad y accesibilidad de su responsable, la doctora Belén Castel.
Quitando a Castel, Alba y su pareja critican que el trato recibido en este servicio ha sido muy negativo, por la desinformación (se han encontrado con médicos que les han negado explicaciones: «Esta información es mía», les dicen), el «caos» y también por comentarios que creen muy poco acertados por parte de profesionales que atienden a mujeres que están pasando un proceso que genera ansiedad y estrés.
La pareja de Alba, Lola (pseudónimo también), es la que está intentando quedarse embarazada. Lamenta que lleva tres años y medio en la unidad, ya ha hecho dos procesos de estimulación ovárica y su correspondiente extracción, pero aún no le han hecho «ni un intento de transferencia». Asegura que a ellas les meten «prisa y presión» todo el tiempo (para realizar pruebas que después les ‘caducan’ y han de repetir o incluso para que se casaran de urgencia), cuando después en el servicio, denuncian, todo es muy lento por, según les explican a ellas, problemas de personal y bajas, contratos con laboratorios externos que finalizan y paralizan la actividad hasta que se vuelven a renovar, vacaciones, la rotura del microinyector…
Debido a una enfermedad genética de Lola, para su proceso reproductivo es necesario realizar un diagnóstico genético preimplantacional (DGT) y justo fue de las 60 mujeres que se vieron afectadas por la avería del microinyector en febrero.
Tras el último proceso de estimulación, les dijeron que tenían que renovar el contrato del laboratorio externo y que en enero harían las biopsias y en un mes y pico la llamarían. Pero nadie las llamó y se enteraron de la avería de la máquina por la noticia publicada por este diario: «Solo después de que saliese en prensa nos citaron para explicarnos la situación, era abril y nos dijeron que en cuanto llegara la máquina lo pararían todo para retomar nuestros casos, pero ahora nos hemos enterado de que nos retrasan hasta agosto».
La bióloga les dijo que este mes que viene harán solo 14 casos y les angustiaba pensar que ni siquiera entrarían en esta tanda, pero a finales de esta semana laboral les contactaron para citarlas. Según ha asegurado la doctora Castel a este diario, en agosto van a hacer todas las biopsias que estén pendientes.
Por principios y por una cuestión económica, Alba y Lola quieren seguir en la red pública, pero han llegado a un punto que solo pensar en el servicio les genera malestar. Saben incluso de mujeres que han desistido. De momento, llevan dos quejas formales presentadas y se plantean oficializar pronto una tercera.