El verano es sinónimo de vacaciones, y estas a su vez de alteraciones en nuestra rutina: visitar lugares nuevos, pasar más tiempo al aire libre y probar recetas que durante el resto del año no consumimos. Conductas de lo más normales que en muchas ocasiones pueden desembocar en una reacción alérgica. “En esta época del año se produce un aumento de aquellas que son debidas a picaduras de insectos porque estamos más tiempo fuera de casa y obviamente, por las condiciones climáticas. También a los alimentos, sobre todo en el caso de las frutas como el melón o la sandía”, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del mismo grupo editorial, el doctor y profesor Ignacio Dávila, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

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