La polémica por los carteles que se burlaban del alzhéimer de Pasqual Maragall sigue sin ser un asunto cerrado en ERC. Este lunes ha roto su silencio el exjefe de Comunicación del partido, Tolo Moya, que la semana pasada fue cesado del cargo por la formación republicana. Lo ha hecho para defender que en esta historia él es tan solo un «cabeza de turco» a quién se está utilizando «para cubrir» al verdadero responsable que, sostiene, es el exviceconseller Sergi Sabrià. Lo ha dicho en una entrevista en el ‘Menorca – Es Diari’, la primera que concede desde que estalló la polémica.
La investigación interna que ha hecho el partido para dilucidar la autoría de los carteles señaló a Moya como principal responsable de los hechos. De hecho, el partido le abrió un expediente que, salvo sorpresa, acabará con su expulsión de la organización. El exjefe de comunicación sostiene que el partido está «mintiendo» sobre él. Su exposición es que, cuando internamente se supo que los polémicos carteles contra los Maragall salían de dentro de ERC, se decidió que fuera él quien se «comería» el asunto como cortafuegos porque el caso «apuntaba muy alto», en concreto, a Sabrià, que entonces era miembro del Govern.
Moya expone por primera vez en público quién considera autores materiales de los carteles. Su versión es que fue una «acción libre de la ‘B’ que nadie del partido validó». Es decir, que fue una decisión que tomaron de forma autónoma el grupo de jóvenes que trabajaba de forma encubierta por el partido haciendo campañas para beneficiar a ERC pero que no podían llevar el sello del partido. «Estoy segurísimo de que no lo sabían ni Sabrià, ni Duran [otro dirigente del partido], ni nadie, el grupo funcionaba de forma autónoma», expone.
Sin pruebas
Así, el exjefe de comunicación argumenta que nadie del organigrama oficial del partido tomó la decisión de hacer esos carteles pero que, cuando estalló públicamente la polémica, se tuvo que buscar a un responsable y se le eligió a él para salvar de las sospechas a Sabrià. «Mi cese es una medida desesperada para silenciarme, no tienen pruebas contra mí», sostiene Moya.
Esa es la clave del caso hasta ahora: no hay pruebas o, como mínimo, nadie las ha enseñado. Por ahora sí ha quedado demostrado que varias personas del partido -entre ellas Moya y Sabrià– trabajaron para encubrir el caso y tratar de enterrar la polémica para que nadie supiera que los carteles habían salido de dentro de ERC, pero nunca se ha demostrado quién tuvo la idea, quién es el autor o quién dio la orden.
La investigación interna de ERC -que sigue sin ser pública- señaló a Moya como principal responsable, mientras que este lo niega y apunta en otra dirección: asegura que los jóvenes de la ‘B’ fueron los autores materiales de los carteles y que Sabrià es el máximo responsable político -ha sido el gran estratega de comunicación de ERC en la última década-. El caso se complica aún más porque Moya y Sabrià pertenecen a bandos diferentes que se disputan actualmente el control del partido y que, en su batalla, se acusan mutuamente de ser los responsables de los carteles. Sabrià forma parte del bando de la secretaria general, Marta Rovira, mientras que a Moya se le asocia al bando del exlíder del partido Oriol Junqueras.
Estudia una demanda
Moya fue despedido el miércoles de la semana pasada tras publicarse unos audios en los que se demuestra que varias personas del partido trataron de tapar los hechos. El exjefe de comunicación niega haber sido el responsable de que estas gravaciones vieran la luz. «No sé qué interés podía tener en filtrarlos. ¿Qué ganaba con eso si he sido el más perjudicado?», expone. También anuncia que está estudiando demandar el partido por «los daños y perjuicios causados» a su imagen.