Llega Manuel Vicente desde Valdebebas, donde vive, a la sede de Prensa Ibérica, en el centro de Madrid, para encontrarse con El Periódico de España, del mismo grupo editorial que este diario, y se emociona cuando se le agradece la visita. Dice que el afortunado es él por la oportunidad de salir de casa, algo que no hace a menudo. Ha pasado cerca de la Biblioteca Nacional, donde tantas horas echó, y le ha traído buenos recuerdos. El aislamiento de este economista de 57 años obedece a las muchas secuelas que padece -tiene incontinencia y lleva pañal– por el cáncer muy raro y agresivo que padece: un cordoma, un tipo de sarcoma. El camino hasta saber qué tenía ha sido largo y tortuoso. «A día de hoy no he encontrado al médico que me coja de la mano y me diga: ‘Vete aquí, vete allá’. Es otra soledad más«, se lamenta.

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