Cada uno de los Apóstoles son apoyo de Pedro y Pablo, las Columnas de la Iglesia. Hoy, cercanos todavía a San Pedro y San Pablo, celebramos la festividad del Apóstol Santo Tomás. De oficio pescador, es uno de los Doce que siguieron al Señor. Cuando marchan a Jerusalén a resucitar a Lázaro que ha muerto, mientras los demás discípulos no quieren ir porque las autoridades buscan a Cristo para matarle, él impulsa a los otros a ir y morir también con él.

Y durante la institución de la Eucaristía en la Última Cena, muestra su desconocimiento del camino que les habla el Señor. Por eso Cristo le tiene que responder que Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie va al Padre si no es por Él. Sin embargo el momento más destacado y conocido por todos es en el Pasaje después de la Resurrección con su duda sobre el Señor que vive y él no se lo cree.

El primer día de la semana, el Señor se aparece a los Apóstoles mostrándoles las Manos y el Costado, lo que les hace llenarse de alegría y creer en las palabras anteriores a su muerte acerca de que sería crucificado, resucitando al tercer día. Como en ese momento Tomás no está allí, no da crédito a las palabras que le dicen los otros, por lo que desafía a Dios asegurando que sólo creerá si mete la mano en el agujero de los clavos y en su costado.

Y precisamente a los ocho días, vuelve el Señor y le invita al apóstol dubitativo tocar como pedía las señales lo que le hace exclamar: ¡Señor Mío y Dios Mío! Seguramente cuando están en la Pesca Milagrosa despues de la Resurrección, es el primero que no se atreve a preguntarle al Señor quién era porque sabía muy bien que era Jesús Resucitado. El Apóstol Santo Tomás predicará el Evangelio en La India donde morirá mártir.

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