Siempre reposado y poco tendente a tirarse flores, Ralf Rangnick optó por usar la ironía para poner en valor la que quizás es la obra maestra de su carrera en los banquillos. En un grupo con Francia, Países Bajos y Polonia, la selección austriaca que dirige el sorprendió a casi todo el mundo y acabó como primera, ganándose a pulso la etiqueta de revelación de la Eurocopa por su juego vistoso y ofensivo. «Quien apostó por nosotros como líderes se habrá hecho rico», reivindicó entre risas el técnico alemán, reconocido maestro de entrenadores que nunca hasta este torneo había sentido el reconocimiento del gran público que sí que le profesaban sus pupilos.

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