Dinamarca le sentó de maravilla ese empate con Serbia. Pasa como segundo clasificado del grupo metiéndose en octavos de final mientras una generación brillante de jugadores serbios se quedaban frustrados, incapaces de generar peligro. Y de hacer daño. Así terminaron de abatidos, conscientes de que no hay sitio para ellos en la elite de Europa. Ya se irán de vuelta a su casa.

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