“Escuchar y apoyarse en la ciencia” para que la democracia sea más “eficaz, robusta y equitativa”. Con este planteamiento, y como respuesta al auge del “negacionismo” en política para dar soluciones simples a problemas complejos, Pedro Sánchez ha anunciado un plan junto al CSIC para tecnificar la toma de decisiones del Gobierno. Para ello se incorporarán más de 500 asesores científicos a la Administración General del Estado y se creará la figura del asesor científico en cada uno de los 22 gabinetes ministeriales. Por otra parte, se impulsará un programa de “estancias de investigación” para que los científicos puedan pasar entre seis y ocho meses en los distintos ministerios.
“Tan importante es que la política conozca la ciencia como que la ciencia conozca el funcionamiento de las administraciones públicas”, ha defendido el presidente del Gobierno durante su intervención en la Oficina Nacional de Asesoramiento Científico para crear sinergias con los científicos en la toma de decisiones políticas. Más allá de los anuncios, el discurso de Sánchez ha estado impregnado por un rechazo a la ola negacionista que desde el Ejecutivo se asocia a la ultraderecha. Sin mencionar directamente al presidente argentino Javier Milei, que este viernes volverá a visitar a España, el presidente del Gobierno ha insistido en la dicotomía entre las respuestas desde posiciones que ignoran a la ciencia y las que se basan en su aporte para progresar.
“Algunos apuestan, como vemos en otros continentes y no tan lejos de nuestro país, por volver a esos llamados hombres y mujeres fuertes. Líderes que movilizan a las masas con diagnósticos simplistas de la realidad y propuestas imposibles, muchas veces ajenas y contrarias a la evidencia científica”, señaló Sánchez en una clara alusión a lo que ha denominado en repetidas ocasiones como “internacional reaccionaria”. Algo que dijo no querer para España, en contraposición a un país que en la toma de decisiones políticas “ilumine sus pasos con la llama de la ciencia”. “Quiero que nuestro futuro esté en manos de gente que entiende que no hay ningún problema ni debate público que sea simple, porque todos están llenos de gran complejidad”.
Desde la perspectiva de que la ciencia no puede decidir, a través de un modelo meramente tecnocrático alejado de la soberanía popular, Sánchez sí ha abogado por la “responsabilidad de escuchar y apoyarse en la ciencia”. El jefe del Ejecutivo defendió su plan desde el diagnóstico del actual “tiempo líquido” en el que “proliferan partidos políticos o ‘influencers’ que niegan la utilidad de las vacunas, la eficacia de las políticas redistributivas o el cambio climático”. De ahí que incidiese en que es más necesario que nunca el aporte científico. “Las opiniones e intuiciones son importantes en política, pero solo cuando están informadas”, concluyó.
Condecoración de Ayuso
El plan para vincular el aporte científico a la toma de decisiones se ha presentado tan solo 24 horas antes de que el presidente argentino, a quien relacionan los socialistas como el máximo exponente de las políticas acientíficas, vuelva a España. Lo hará después del choque diplomático por sus insultos a la mujer del presidente del Gobierno que concluyeron con la retirada del embajador de Buenos Aires. Si su primera visita fue para participar en un mitin de Vox, junto a otros líderes de la ultraderecha europea, ahora lo hará para recibir una condecoración de manos de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.
Milei no se reunirá ni con el presidente del Gobierno ni con el rey Felipe VI. Con todo, el Gobierno le proporcionará los servicios de seguridad y los permisos para aterrizar en el aeropuerto de Torrejón de Ardoz, después de haber puesto en cuestión estas facilidades si volvía a acudir en una visita sin cariz institucional.