La mitad del pollo que consumimos en Europa a través de la cadena Lidl contiene patógenos resistentes a los antibióticos debido a las malas condiciones de las granjas avícolas industriales, que propician el florecimiento de patógenos, y a que los controles sanitarios no están siendo suficientes. En España, el 71% de las muestras de pollo obtenidas en estos supermercados están contaminadas.

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