Una autonomía que nació de la nada, ha logrado ocupar un espacio físico bien definido limitado por las cordilleras y la frontera con Portugal, se ha colocado como referente de la Educación en España y lidera, por desgracia, la despoblación, pero aún así, no «llora» ni pide la independencia.
Son algunas de las señas de identidad de la comunidad retratada en un libro de casi 1.400 páginas editado por el Consejo Consultivo de Castilla y León que tuvo su presentación oficial en las Cortes hace unas semanas pero que este martes, en Zamora, inició el periplo de contacto con la sociedad, a través de sus instituciones políticas y económicas y sobre todo, de los estudiantes de bachillerato.
Autoridades, políticos, profesores universitarios, agentes económicos y estudiantes, en el Consultivo. | ALBA PRIETO
Estuvieron en Zamora los del Maestro Haedo y estarán en Palencia los del Jorge Manrique, en Soria el Antonio Machado y el Ávila una facultad universitaria.
En el auditorio, el vicerrector de Economía de la Universidad de Salamanca, Javier González, el director de la UNED, Antonio Rodríguez, su antecesor y director de la Cátedra de Despoblación, Juan Andrés Blanco, el sociólogo y presidente de Cruz Roja, José Manuel del Barrio, el senador y alcalde de Puebla, José Fernández, la concejala popular Teresa Gago, la procuradora Ana Sánchez, el exlíder socialista Paco Villaverde, el director general de Caja Rural, Cipriano García, el presidente de la Cámara de Comercio, Enrique Oliveira, el delegado de la Junta, Fernando Prada los consejeros del Consultivo Valle Ares y Francisco Martín (Juan Vicente Herrera excusó su presencia) o Carlos Zardaín, gerente de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, además del nutrido grupo de estudiantes y profesores del instituto Maestro Haedo y ciudadanos particulares interesados en lo que ha sido el diseño de Castilla y León.

Fernando Pablo, Madrid López, S. de Vega y Hortelano Mínguez, con el libro de 40 años de Castilla y León. | ALBA PRIETO
Tras la presentación a cargo de Miriam Sánchez Cabezas, directora de Desarrollo de Negocio y Márketing de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, intervino el presidente del Consultivo, Agustín S. De Vega, que habló a las jóvenes generaciones de la confluencia de los 45 años de la Constitución, los 40 del Estatuto y los 20 de la institución propia de la plaza de la Catedral como fechas clave que arroparon la creación del libro sobre Castilla y León.
Habló de normas básicas, de señas de identidad, de lo que se ha hecho bien y mal estas cuatro décadas, desde ese 1983 en el que no había ni territorio, ni entusiasmo autonómico y en el que todo estaba por hacer. Y habló del consenso, básico para ese primer estatuto y las reformas acometidas en 1994, 1999 y 2007, de «autonomismo leal a la unidad de España», sin partidos independentistas que pidan salir del país.
Señaló Agustín S. de Vega tres etapas en el desarrollo autonómico: de 1983 a 1991, con Demetrio Madrid, José Constantino Nalda, José María Aznar y Jesús Posada, de asentamiento; de 1991 a 2001, con Juan José Lucas y el potente desarrollo competencial; y de 2001 a 2019, con Juan Vicente Herrera y el cambio estatutario del acuerdo, más difícil a partir de 2019 cuando entran los gobiernos de coalición, lo que dificulta el acuerdo político de las formaciones mayoritarias.
La periodista de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, Verónica de Castro, se encargó de moderar la mesa redonda protagonizada por tres de los autores.

Las frases / Alba Prieto
Demetrio Madrid
Demetrio Madrid cree que Castilla y León ha sido «una autonomía de éxito, a pesar de las dificultades». Recordó la creación de la Asociación Instituto Castellano Leonés, que se dedicó a recorrer todos los pueblos para preparar el camino a la futura autonomía, que debía contar con una mayoría de municipios a favor. Un proceso, recordó, que no fue fácil, ya que por ejemplo, Segovia quedó fuera en un primer momento porque no quería la autonomía. Habló Madrid de estos momentos de «recuperación de la libertad» y de «una estructura del Estado comparable a la del resto del mundo».
Puso el acento en el valor de la política y denunció el peligro actual: «Hay alguien interesado en desprestigiar lo que es España. La política es algo necesario» que hay que controlar, pero no desconfiar.
Marcos M. Fernando Pablo
El catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Salamanca Marcos M. Fernando Pablo retrocedió hasta el siglo XIX para decir que mientras otros países como Alemania o Italia logran la unificación, en España empiezan las luchas entre regiones, un país que «no tenía otro enemigo que nosotros mismos».
En 1976 tras la muerte de Franco, la creación de las autonomías se hace una necesidad, tanto para el propio Estado franquista supercentralizado como para atender las aspiraciones de los territorios con idiosincrasia propia, como Galicia, País Vasco o Cataluña.
PSOE y UCD pactan ese modelo autonómico que poco a poco se extendería a toda España con el famoso «café para todos» que no dijo el ucedista Clavero Arévalo, el ministro competente en la materia, sino más bien el socialista Alfonso Guerra, que logró que Andalucía se colara entre las autonomías «de primera», es decir, las que accedieron a las competencias por la vía rápida.
De esta forma se logró una estructura intermedia entre la provincia y el Estado que a su juicio a traído beneficios, pero adolece de cierta desigualdad entre los territorios, quizá porque no se ha puesto en práctica las estructuras previstas en la Constitución para modular los excesos independentistas más allá de la aplicación que se hizo del famoso artículo 155.
Entre los aspectos positivos, el hecho de que Castilla y León se haya situado con los mejores índices del país en Educación, como los que miden la comprensión lectora y las matemáticas. «Es una comunidad leal, tranquila y que no lloriquea«.
Luis Alfonso Hortelano Mínguez
El profesor de Geografía de la Universidad de Salamanca, Luis Alfonso Hortelano Mínguez, fue el encargado de radiografiar una de las grandes «flaquezas» de Castilla y León, la despoblación, que se nutrió inicialmente a los últimos coletazos del éxodo rural, la marcha masiva de gente de los pueblos a la industria de Madrid, Barcelona o País Vasco y, en una segunda oleada desde principios de siglo por el flujo de jóvenes cualificados y con talento atraídos por el «efecto Madrid», la gran ciudad llena de oportunidades laborales y de ocio.
Una pérdida que no ha sido exclusiva de Castilla y León, sino de toda la España Vaciada y que tiene su principal exponente en Zamora, que ha perdido en estas cuatro décadas el 26,59% de su población, frente al 16% de Palencia o el 14% de León. Solo ciudades y alfoces han crecido, excepción hecha de Zamora y Palencia capital.
Desarrolló el geógrafo conceptos como «fractura social y territorial», como «desvitalidad demográfica», muertes que superan a los nacimientos y que no compensa la llegada de extranjeros.
Y habló de envejecimiento (Zamora, de nuevo en cabeza, con el 31,68% mayores de 65 años), y de «áreas en desventaja demográfica y territorial» y de «invierno demográfico».
Hay también aspectos positivos, como el crecimiento de la población activa o el buen diseño geográfico de una comunidad que es básicamente la cuenca del Duero.
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