Dillom (Buenos Aires, 2000), llega con aire tímido a ElPlural.com luciendo una camiseta del No Somos Nada de La Polla Records. En la mejilla derecha, el icónico tatuaje del zumito, que se hizo en el momento en el que decidió mandarlo todo a la mierda para concentrarse en la música. Qué bien hiciste Dillom. De su oído izquierdo cae sangre en forma de tinta. 

Dillom acaba de lanzar Por Cesárea y vaya disco. Es un trabajo histórico y de lo mejor que se ha hecho en español en los últimos años. Un periplo a través de la locura en el que el argentino saca su lado más visceral y esquizofrénico. Navega por la mente perturbada de un asesino suicida y juega con sonidos que acompañan al oyente en este viaje de veinte mil leguas de viaje submarino por una psique estropeada. Un paseo en góndola por un río psicópata en el que existe tiempo para reir y sentir ternura. 

Pregunta (P): Tras escuchar tantas veces Por Cesárea, lo primero que te tengo que preguntar es: ¿qué tal estás?

Respuesta (R): Por ahora bien. 

P: El viaje que emprendes en el álbum es jodido.

R: Obviamente es ficción. Sin embargo, son cosas que se me ocurren y otras han sido ya tratadas. Por eso, puedo darme el lujo de contarlas de esa forma.

P: Es tenebroso desde la propia portada.

R: La hicimos con Noduermo, mi socio creativo y con el que trabajo todo el aspecto audiovisual. Nos sentamos a reflexionar sobre el universo del disco y queríamos retratar la psicología del personaje a través de una figura distorsionada y abstracta. Pintó el cuadro y le acompañé con mis opiniones. Fuimos perfeccionándolo, lo intervenimos digitalmente con Luqui y acabó siendo esa figura medio amorfa.

No es acertada la forma que tiene Milei de atacar a la cultura

P: ¿Es complicado llegar a ciertos lugares de tu mente?

R: Es comprometerse con la causa. Hay partes de la historia que son experiencias propias y eso me obligó a hacer un ejercicio de memoria, ponerme en la situación y ver qué siento al respecto. Por otro lado, también quise darle una personalidad concreta. Entonces, te pones en un lugar para ver qué sentirías en ese preciso momento. También están mis propios pensamientos oscuros. En el día a día me cuestiono muchas cosas y a veces me pregunto el porqué de algunos pensamientos que considero negativos. No los trato de enconder, sino que los abrazo y pienso que es normal, que todos tenemos una parte mala. 

P: ¿Poner sobre el papel dichos pensamientos sirve para tratarlos?

R: Totalmente. Es una forma de exorcizar esos pensamientos. 

P: ¿Cuesta volver al día a día después de un proceso así?

R: La verdad es que no. Quizás no he llegado a lugares tan profundos. No me ha pasado como Heath Ledger con el Joker, que terminó enloqueciendo.


P: A lo largo de este relato de locura, también existe cabida para el humor. 

R: Es un mecanismo de defensa. Y el tinte de humor siempre va a estar ahí porque es mi forma de ser. Todo lo trato con humor, incluso a veces de una forma no tan sana ya que hay momentos que requieren seriedad. Me han pasado cosas bastante tragicómicas y veo bastante atractivo en eso. Son dos polos opuestos que muchas veces se tocan.

P: También he percibido amor. Me he apuntado esta frase de Cirugía: “Inventaría un color más oscuro que el negro si vivo un futuro sin vos».

R: Este tema trata la obsesión, algo que he sentido en el pasado. Cuando en la adolescencia te deja tu chica, sientes que se termina el mundo y que te vas a morir. Me acuerdo de sentirme así en aquel momento y ahora, siendo adulto, me doy cuenta de que eso no estaba bien.

No me gusta colaborar con gente a la que idolatro

P: En este proyecto te ha acompañado Andrés Calamaro, con quien firmas Mi peor enemigo. ¿Qué tal ha sido trabajar con él?

R: Tenemos una relación cercana desde hace años y era cuestión de tiempo el juntarnos para hacer algo. Quería hacerlo de la forma correcta y no malgastar esa bala. Siempre dije que el día que hiciéramos algo debía tener un sentido. Ambos quedamos muy contentos con el tema y a la gente le encantó. De hecho, para muchos es su tema favorito del disco. Estoy muy contento porque idolatro a Andrés y tener una canción con él es una gran validación. Es curioso porque no me gusta colaborar con gente a la que idolatro.

P: ¿Temes que se pueda caer el mito?

R: No sólo eso. A veces no me siento compatible o a la altura de la situación. Uno idealiza colaborar con alguien a quien admira porque piensa que va a hacer el mejor tema de la historia, pero nunca vas a llegar a esos estándares. 

P: Es muy interesante tu evolución artística. Del género urbano al rock. 

R: Argentina es un país muy rockero y toda la cultura se entiende desde esa óptica. Incluso el trap tiene mucha esencia del rock nacional porque es algo transversal en nuestra cultura. 

P: Me gustaría centrarme en el proceso entre Muñecas y Ciudad de la Paz. Haces un periplo por la locura, el asesinato, el suicidio y la muerte. ¿Cómo ha sido la construcción de este proceso?

R: Es la parte más difícil de construir porque es cuando llega el clímax y el punto de no retorno. Ahí tienes que estar a la altura de todo lo propuesto anteriormente. Fue la parte a la que más atención le pusimos, que más tardamos en hacer y en la que más opciones teníamos. Esa acabó siendo la historia, pero tuve millones de alternativas para el final. Sabía dónde quería partir y qué tenía que pasar. Lo que no sabía era el final. 

P: Ciudad de la Paz es la muerte y el sonido también es muy rompedor respecto a todo lo anterior. 

R: Todos los elementos del disco, recursos, géneros, letras… Funcionan en pos de la narrativa y la historia. Y pensamos que éste sería el mejor recurso para cerrar la historia. 

El artista argentino FMK


P: ¿Ha sido la muerte un aspecto recurrente en tu vida?

R: No tanto como la gente podría esperar. Por suerte, no recuerdo una muerte trágica ni cercana que me haya marcado tanto. Es algo que, simplemente, me atrae mucho, me inspira y me intriga. Ha sido una especie de fetiche, el que conoce tres canciones mías se dará cuenta. Tras Post Mortem pude superar y aprender a ignorar esa obsesión.

P: ¿Tienes alguna visión religiosa al respecto?

R: No tan religiosa, sino que lo que me tranquiliza hoy en día es creer que no va a haber nada. Ahora solo pienso en disfrutar el momento, el día a día y cuando toque, tocará.

P: En Buenos Tiempos dices «el día que muera, moriré en mi ley». ¿Cuál es esa ley?

R: Es el super yo. Al personaje ya no le importa la opinión de nadie ni nada. Solo hacer hace lo que quiere, sin importar ofender que le critiquen o que a alguien no le guste su estilo de vida. Todo termina llevándolo a hacer cosas tremendas y su propia ley le acaba comiendo.

P: La primera vez lo que escuché pensé en Javier Milei.

R: Cuando lo estaba haciendo, sabía que mucha gente lo iba a entender así y tampoco me molestaba.

P: ¿Qué opinión te merece el presidente Milei?

R: Ha habido un constante ataque a la cultura que no me parece necesario. No es muy acertado por su parte porque la cultura no es solo algo lindo, sino que también es un montón de trabajo y una industria gigante para muchas familias. La gente piensa que los músicos son millonarios y no ven que detrás de eso hay un millón de familias trabajando. En Argentina, por suerte, hay una industria gigante de entretenimiento, arte, y eso hace que un montón de gente tenga trabajo. De hecho, tengo la suerte de poder venir acá con un equipo de 10 personas, más otros tantos que trabajan indirectamente para esto. No me parece acertado atacar a la cultura de esa forma. 

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