Exembajador de Egipto en Francia (2006-2012) y en el Reino Unido (2014-2018), Nasser Kamel (El Cairo, 1959) ocupa desde 2018 la secretaría general de la Unión por el Mediterráneo (UpM), la organización integrada por 43 Estados de Europa y la cuenca mediterránea creada para impulsar la estabilidad y la cooperación en la región. La actual guerra en Gaza, de la que ya se han cumplido 8 meses, marca indefectiblemente su agenda. Esta semana, Kamel ha participado en Jordania en la conferencia para impulsar una respuesta humanitaria urgente en la Franja. Atiende al El Periódico, del mismmo grupo editorial que este diario, a su regreso.
¿Qué sensaciones trae de la conferencia?
Mi sensación es que en la comunidad internacional, porque hubo una amplia participación de países de todo el mundo, hay unanimidad en cuanto a la necesidad urgente de un alto el fuego, de aumentar significativamente la ayuda humanitaria a los palestinos de Gaza y en cuanto al acceso de esta ayuda y a la protección de las organizaciones, especialmente las de Naciones Unidas, que trabajan sobre el terreno. La conferencia también se centró en la respuesta de recuperación temprana que se necesita para garantizar los requisitos mínimos para una vida digna en Gaza una vez que se produzca el alto el fuego. Hablamos de agua, electricidad, educación, vivienda… No vi ningún mensaje diferente procedente de ningún país, independientemente de su ubicación geográfica o su posicionamiento político.
¿Cuáles son las necesidades más urgentes de los habitantes de Gaza?
Son enormes. Les animo a usted y a sus lectores a que consulten el informe de evaluación de daños del Banco Mundial. Muestra el estado de la situación en Gaza. Como se mencionó durante la conferencia, la gente en el norte y centro de Gaza sólo tiene acceso a 300 calorías de alimentos por día. Eso está muy cerca de la inanición. Lo que necesitamos es un salto cuántico, un salto enorme en la cantidad de ayuda humanitaria. Y para que eso ocurra, no sólo se deben movilizar medidas logísticas y financieras, sino también es necesario que esa ayuda llegue a Gaza sin obstáculos, trabas ni restricciones, lo que significa más puntos de acceso, procedimientos menos engorrosos y seguridad para que los convoyes de ayuda puedan cubrir la totalidad de la Franja de Gaza.
Pero, ¿cómo se pueden aplicar estas medidas si Israel no coopera?
Esa es una buena pregunta, para la que, por supuesto, no tengo una respuesta clara. Para que se adopten esas medidas, necesitamos la plena cooperación de todas las partes. Primero y ante todo, necesitamos la cooperación de Israel y, en esencia, de todos los países participantes. El llamamiento de la presidencia de la conferencia, ejercida por Egipto, Jordania y Naciones Unidas, a la comunidad internacional incluye a Israel, porque Israel es parte de la comunidad internacional. Así que, sin duda, Israel tiene que participar positivamente en ese proceso para que produzca los resultados necesarios en términos de aliviar una crisis humanitaria muy difícil y sin precedentes que se está desarrollando en Gaza en estos momentos.
¿Cómo está ayudando la UpM a los palestinos de Gaza?
Nuestra historia, nuestro ADN están vinculados a trabajar por la paz y la estabilidad en la región. Nos hemos centrado principalmente en la recuperación temprana, porque no estamos diseñados para estar en el campo de la ayuda humanitaria. Hemos analizado muchas iniciativas y ya hemos identificado una en la que estamos trabajando con Unimed, la Unión de Universidades del Mediterráneo, y algunas universidades palestinas en Gaza para abordar el problema de la continuidad de los jóvenes palestinos que cursan estudios superiores, creando una plataforma en línea donde puedan acabar el curso académico y no ser una generación perdida. Hemos empezado con un proyecto piloto con 3.000 estudiantes. Y hemos recibido hasta ahora solicitudes de 47.000 estudiantes. Esperamos poder llevarlo a cabo, al menos durante este año y el año que viene. Entre los objetivos del programa está igualmente proporcionar asistencia psicológica a estudiantes y profesores, estresados y traumatizados por la dura experiencia de los últimos 8 meses. Pero también estamos pensando en otras cosas: estamos estudiando un gran plan de empleo que podría permitir a las micro y pequeñas empresas volver a funcionar una vez que se establezca un alto el fuego; nos encantaría poder contribuir a un plan maestro de desarrollo urbano coordinado que garantice que la Gaza que esperamos que surja después de la guerra sea incluso mejor que la que había antes; también estamos considerando si podemos ser útiles en términos de agua y seguridad alimentaria.
En los últimos días, se ha vuelto a escuchar con fuerza la posibilidad de un alto el fuego.
Sí, pero el alto el fuego no es la salida de la guerra, la única salida es un horizonte para una solución política. En mi humilde opinión, no habrá un final para este conflicto basado en términos de guerra. Un poder abrumador no lo resolverá. La coexistencia es la única manera de garantizar la seguridad de Israel, así como permitir a los palestinos ejercer el derecho a la autodeterminación dentro de un Estado palestino independiente en Cisjordania y Gaza. Tener dos Estados viviendo en paz uno al lado del otro. Las opciones de un alto el fuego suben un día y bajan al siguiente. Pero en última instancia, y espero que los líderes lo entiendan, la única manera de salir de ese atolladero es el fin de las hostilidades seguido de un proceso político. De hecho, la resolución propuesta por EEUU y aprobada por el Consejo de Seguridad –por tanto de obligado cumplimiento– el pasado lunes exige claramente un alto el fuego sostenible y la liberación de todos los rehenes. Y además habla de la perspectiva y la necesidad de una solución política.
España ha reconocido recientemente a Palestina como Estado. ¿Hay opciones reales de que se materialice?
Creo que es la única opción para la paz y la estabilidad en Oriente Próximo. Sin responder a la legítima desesperación del pueblo palestino por la autodeterminación, ¿cómo podemos garantizar la seguridad en esa región? Más de 130 países reconocen a Palestina, ¿qué nos dice eso? Incluso EEUU, que es percibido por toda la comunidad internacional como el principal apoyo de Israel, insiste en una solución de dos Estados. Esto no es por casualidad, sino por una profunda comprensión de lo que se necesita hacer para poner fin de una vez a ese conflicto. Y eso no sólo se debe, como ya he dicho, a la lógica de la ética y de un sistema internacional basado en normas que respete la dignidad humana y las aspiraciones de los pueblos, sino que también es en beneficio de Israel como Estado y de su seguridad. A Israel le interesa convertirse en un socio muy positivo y comprometido, no sólo para un Estado palestino, sino para toda la región. Toda la región está dispuesta a tener relaciones amistosas normales con Israel en la perspectiva de una solución pacífica basada en dos Estados.
Pero el Gobierno de Binyamín Netanyahu no parece muy interesado en la solución de los dos Estados.
No puedo hablar en nombre de Israel, pero veo que todo el mundo cree en ello y tengo la esperanza de que la opinión pública israelí y los dirigentes israelíes se comprometan positivamente con esa visión, porque es lo que más les conviene. Vemos diferentes ideas que circulan, como la normalización con los países del Golfo, la integración regional que podría tener lugar entre los vecinos de Israel,… Todo eso podría cambiar las reglas del juego para Israel, así como un Estado palestino próspero que viva junto a Israel, con todas las garantías necesarias para la seguridad. Creo que este escenario es bastante atractivo y espero que, en última instancia, sea apoyado por la opinión pública y los dirigentes israelíes.
Qatar, Egipto y EEUU son los principales mediadores en el actual conflicto. ¿Cuál es la opinión de la UpM sobre estos esfuerzos?
La UpM no debería tener una opinión, porque reflejamos el consenso de nuestros Estados miembros, incluido Israel, y en ese caso apreciamos los esfuerzos de Estados Unidos, Egipto y Qatar, que han trabajado diligentemente durante los últimos meses, intentando con todas sus fuerzas encontrar una salida a la tragedia que se está desarrollando en Gaza. Estos esfuerzos son muy apreciados, alentados y elogiados, y creo que están haciendo lo máximo. Ahora es el momento de que las partes se comprometan con este esfuerzo y se obtenga el resultado deseado, que es este paquete de tres etapas adoptado por el Consejo de Seguridad el lunes pasado.
¿Qué papel está desempeñando la UpM? ¿Está participando de algún modo en las labores de mediación?
No, no somos un actor en la dimensión política, pero podríamos serlo más adelante en la reconciliación entre los pueblos y en la creación de condiciones para el diálogo entre las sociedades de Israel y Palestina. Las soluciones en la conferencia se centraron más en los daños sectoriales. Utilizamos nuestra experiencia en educación superior, empleo, desarrollo económico, medio ambiente, clima, planificación urbana,… todo eso para encontrar proyectos que puedan beneficiar tanto a Israel como a Palestina y crear una mayor cooperación entre estos dos estados en el futuro.
¿Cómo es la coexistencia de Israel y Palestina en la UpM?
Somos una de las pocas organizaciones en las que Palestina e Israel son reconocidos como Estados miembros con plenos derechos, y ambos países participan de manera bastante constructiva en nuestras discusiones técnicas, en las actividades sectoriales. Por supuesto, cuando hablamos de la situación política o del conflicto en la región, tienen opiniones completamente diferentes y hay discusiones. Pero siguen comprometidos con nuestra actividad.
La tensión entre Israel y el Líbano está en su punto más álgido desde que empezó la guerra en Gaza. ¿Teme que se pueda abrir un nuevo foco bélico en la región?
Tengo la esperanza de que prevalezca la voz de la sabiduría. En Israel, pero también en el otro lado del mundo. Todos esperamos que no se abra un segundo frente que complique aún más las cosas en la región. Debe prevalecer la cabeza fría. Y, de hecho, estoy bastante seguro de que si alcanzamos un alto el fuego en Gaza, eso tendrá un impacto directo en la situación en el norte de Israel y, por lo tanto, en el Líbano, de inmediato, porque parte de la tensión proviene de la continuación de la hostilidad en Gaza.