Letizia Ortiz Rocasolano, de Oviedo, periodista y Reina de España. Su compromiso con el heredero al trono, hace ahora veinte años, marcó un hito que bien podría inspirar algún que otro cuento de hadas.

Los hondos linajes del entonces Príncipe de Asturias entroncaron con los apellidos corrientes de una familia común, como las tantas y tantas que hay a lo largo y ancho de todo el país. En 2002, la ahora consorte del jefe del Estado era uno de los rostros estrella de la televisión pública.

Fue en una cena privada donde conoció a un joven alto, apuesto y soltero, que, detalle no menor, estaba llamado a ser Rey de España. Ahí comenzó una relación por la que, en aquel momento, pocos habrían empeñado su patrimonio y que, con el paso del tiempo, ha terminado por alumbrar a una familia que ahora reina el país con saldo positivo. 

Según la encuesta sobre la Monarquía realizada por SocioMétrica para EL ESPAÑOL, una mayoría de españoles, el 53,2%, otorga su aprobado a la Reina. Además, un porcentaje elevado de ciudadanos, el 51,9%, considera que su figura ha supuesto una aportación positiva para la Corona. 

Un dato interesante sobre Letizia es que una mayoría de los seguidores de los partidos de izquierdas, y que tienen una filiación republicana, caso de Sumar y Podemos, piensan que es positiva su contribución a la Monarquía. En la formación morada, así lo corrobora el 59,9%, en las filas de Yolanda Díaz, un 55,4%. 

Lo cierto es que Letizia rompe los estereotipos con los que se suele identificar a un miembro de una Casa Real. Para empezar, destaca su condición de persona normal, hasta que contrajo matrimonio con Felipe de Borbón. En ese sentido, la Reina se ha afanado por integrarse en la Zarzuela sin perder su esencia. 

Así lo demostró antes incluso ostentar un título. En su primera aparición pública después de conocerse su noviazgo con el heredero al trono, llamó la atención la desenvoltura que mostró ante cientos de fotógrafos. Claro que su experiencia al otro lado de la cámara, presentando el telediario hasta días antes, le proporcionó unas tablas que ha sabido utilizar.

Era un 3 de noviembre de 2003. Con un anillo de compromiso en la mano y vestida de blanco y negro, apareció Letizia junto a Felipe en los jardines del Pabellón del Príncipe para anunciar a España el compromiso. La anécdota de ese día la protagonizó ella cuando, de forma afable, pidió a su prometido que no la interrumpiera: «Déjame terminar». 

Si bien es cierto que durante la década en la que desempeñó el papel de Princesa de Asturias mantuvo un perfil más neutro, conforme se afianza en su papel de Reina, Letizia va sacando a la luz algunos de sus atributos: una innegable capacidad de oratoria, o una mirada humanística con las causas sociales que acerca a la Monarquía al pueblo. 

Ya de por sí la ausencia de sangre azul en la consorte es un punto a favor para una parte de la sociedad, la que no se considera monárquica. Si a esto se une una mirada solidaria hacia los problemas que más afectan a los ciudadanos, el resultado es el de una popularidad in crecendo en todas las capas de la sociedad, especialmente las más humildes. 

En los últimos años, ha habido un claro acercamiento de la Reina a algunas causas como la salud mental. Si hubiera que enumerar los momentos más estelares de su reinado, a la cabeza se situaría su «actuación» en un acto en Madrid con motivo del Día Mundial de la Salud Mental. 

Allí, y ante un nutrido auditorio, Letizia sorprendió al público cuando pasó de leer una parte de su discurso a rapearlo: «Hago todo lo que puedo, llego a lo que llego y no es sano que se me exija tanto». 

Con momentos como este, la Reina ha sabido hacerse un hueco importante en la vida pública. Como muestran los datos de este estudio, apenas un 25% de los encuestados creen que su aportación a la Corona es negativa. Además, entre los distintos grupos de edad, se gana el favor en la mayoría de todos ellos. 

Ficha técnica

El estudio de opinión ha sido realizado por SocioMétrica entre los días 10 y 13 de junio de 2024, mediante 4.383 entrevistas aleatorias extraídas de un panel propio de n=10.000, mediante cuotas prefijadas y cruzadas de sexo, edad, provincia, nivel de estudios y situación laboral.

El estadístico de convergencia en el equilibraje para el ajuste al total nacional es del 97% (error <3%). No procede nivel de confianza al tratarse de muestreo no probabilístico. Director del estudio: Gonzalo Adán. Dr. en Psicología Política. SocioMétrica es miembro de Insights + Analytics España.

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