Con una doble sustitución del Racing comenzó la segunda parte. Todavía iban con más fe si cabe hacia delante los visitantes. Era un guion de encuentro similar. Porque tampoco aculaba el conjunto de Ramírez, concienciado en sufrir. Arana se zambullió en el área al chocar con Pier, que se fue con mucha fuerza al suelo. Ni Arcediano ni tampoco luego el VAR señalaron nada. El ritmo era tan atrevido que El Molinón se contagió. Aunque buscaban con ahínco el empate los verdiblancos fue de nuevo el Sporting quien pudo aumentar la ventaja. José Ángel le regaló a Djuka una posición inmejorable frente a Ezkieta. El “23” se sintió angustiado por la oportunidad y antes de controlar, terminó de cualquiera manera la jugada. Dejó el partido vivo. Y el Racing encontró el camino. Paradójicamente en la suerte donde todo se iguala: a balón parado. Arana se elevó por los aires y desvío lo justo con la cabeza para sortear a Yáñez.
La locura se instaló en el último tramo, porque no pudieron pasar más cosas en menos tiempo. Yáñez se complicó la vida a la hora de despejar un balón ante la presión de Arana. La pelota golpeó en el delantero y volvió hacia atrás. El guardameta tuvo que girarse sobre sí mismo para ganar el espacio. Arana reclamó penalti en esa pugna. La acción acabó con el 2-1. En cuestión de segundos. Yáñez sacó rápido. Y los rojiblancos clavaron una contra. Otero vio como José Ángel le doblaba a su espalda. Ahí le puso la pelota, al espacio. El de Roces levantó la cabeza y se la mandó a Quiepo, que remató de primeras. Morante la sacó en la línea. Pero Gaspar olió sangre. Todavía quedaba tiempo para otro cambio de guion. En una jugada de escuadra y cartabón. Arana se coló dentro del área y definió con destreza para igualar. Los cuatro mil hinchas del Racing, afónicos. No le bastaría a este atrevido conjunto santanderino el empate en El Molinón, solo conquistado por el Racing de Ferrol. Fue a por más. Izquierdoz, mientras, acabó en la calle por una entrada a destiempo. Cuando el partido languidecía, un disparo de Grenier encontró a Varane con la mano suelta. Ekain enganchó el despeje e hizo el 2-3. Pero estaba adelantado. Todo el conjunto verdiblanco se lanzó sobre Arcediano Monescillo para reivindicar la acción de Varane, que en directo pasó de puntillas. El VAR advirtió de la jugada. La revisión duró apenas un minuto pero pareció casi una vida. El final acabo con las cuatro mil gargantas racinguistas despalzas soñando con el ascenso. Peque convirtió con maestría el penalti. Y con el Sporting, roto.