Doñana se encuentra en su peor momento. Científicos y técnicos están aportando datos demoledores, pruebas objetivas e irrefutables del lamentable estado de conservación que presenta el mayor humedal del continente, un santuario para las aves migratorias del norte de Europa y del norte de África.
El acuífero que hace único este espacio natural agoniza por culpa del desarrollo casi sin límites de la agroindustria del regadío en las últimas cuatro décadas. Un informe de WWF, titulado ‘El regadío ilegal en Doñana, hoy’, da cuenta de la situación del humedal. Presenta ocho pruebas que califica de «irrefutables».
1. Catorce de los dieciséis sectores del acuífero de Doñana tienen una tendencia descendente estadísticamente significativa en el largo plazo, lo que es un récord negativo histórico.
2. Once de los dieciséis sectores del acuífero tienen una situación peor de la que puede esperarse de la pluviometría del año hidrológico 2022-2023. Es decir, se saca más agua de la que se recarga de acuerdo a las lluvias.
3. Diez de los dieciséis sectores del acuífero están en situación de alarma, lo que establece otro récord negativo histórico.
4. En los dos últimos años hidrológicos, el índice de explotación sitúa al conjunto del acuífero con una calificación de alerta, lo que no ocurría desde 2014-2015.
5. Según la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), «el actual grado y modo de explotación de los recursos subterráneos en zonas del acuífero detrítico compromete su buen estado y el de los ecosistemas terrestres dependientes.
6. Por primera vez desde que se tienen registros, la laguna de Santa Olalla, la más grande del espacio protegido, se ha secado completamente dos veranos consecutivos. Esto no había ocurrido ni en la sequía extrema del periodo de los años noventa. Así que ya no quedan lagunas permanentes en Doñana.
7. Las dos lagunas más grandes de Doñana después de Santa Olalla, la del Sopetón y la Dulce, se han secado a primeros de julio y a primeros de agosto de 2023, respectivamente.
8. El estado de las marismas y las lagunas ha incidido directamente sobre la biodiversidad de Doñana, con unas cifras de aves acuáticas invernantes mínimas y un declive demostrado de las poblaciones de aves acuáticas reproductoras, anfibios, peces, insectos y ciertas especies terrestres como el conejo, principal presa de muchos carnívoros y aves rapaces.
Esquilmando el acuífero
Además, Doñana está sufriendo ya las consecuencias del cambio climático, que se manifiesta en años cada vez más cálidos: en 2023 se alcanzó la temperatura máxima de toda la historia desde que existen registros, 19,32°C. Y se observan veranos largos y muy calurosos (14 días con más de 40°C en 2023) y escasas precipitaciones (12 años sin uno húmedo o muy húmedo y 7 secos o muy secos).
«Y todo ello mientras se riegan cientos de hectáreas de superficies agrícolas de secano o forestales, por tanto, sin derechos en el uso del agua para el regadío e incumpliendo la normativa de ordenación del territorio. Una situación insostenible e inaceptable y a la que debe ponerse fin», resalta WWF.
Esos cultivos ilegales «han de detectarse en las primeras fases de la campaña agrícola y aplicarles las medidas legales necesarias para evitar que pasen varios meses esquilmando un acuífero que está declarado en riesgo de no alcanzar el buen estado cuantitativo y evitar que ni una sola hectárea de tierras de secano o forestal se destine ilegalmente al cultivo de frutos rojos», recoge el informe.
El Plan Especial de la Fresa delimita los suelos agrícolas en suelos agrícolas de secano y suelos agrícolas de regadío, o ‘suelos agrícolas regables’ (SAR). El análisis de los datos por teledetección para la campaña 2023-2024 ha determinado un total de superficie regada de 8.154 hectáreas en el ámbito de ese plan.
De esa superficie se han identificado 1.360,2 hectáreas de cultivos fuera de la cartografía de SAR, y por lo tanto regados ilegalmente. De acuerdo a los datos de la ONG, el 80% de la superficie ilegal denunciada (1.089,1 hectáreas) corresponde a cultivos ilegales de fresas y frutos rojos.
Esas hectáreas se corresponden, aproximadamente, con «35.000 toneladas de fresas y frutos rojos cultivados ilegalmente y regados con agua robada podrían estar saliendo hacia los mercados españoles y europeos ante la inacción de las administraciones«, según WWF, que ha denunciado ante la Junta de Andalucía, la CHG y el Seprona estas explotaciones, reclamando su cierre inmediato.
Situación catastrófica
«Ante la situación catastrófica en que se encuentra el acuífero y la biodiversidad de Doñana trasladaremos la información a la fiscalía de medio ambiente y a los supermercados europeos», ha resaltado WWF.
Pero es que, además, 294,8 hectáreas son fincas regadas ilegalmente en zona forestal de alto valor ambiental; es decir, «en un área donde los agricultores arrancaron deliberadamente las masas de árboles para instalar sus cultivos ilegales«, según la ONG.
¿Cuánta agua se ha extraído de manera ilegal para regar esos cultivos? Según los cálculos de WWF, el consumo de agua por parte de la agricultura ilegal podría llegar hasta 9 hectómetros cúbicos, 6 de ellos de riegos fuera del SAR, lo que supone «una amenaza para la recuperación del acuífero, que se encuentra al borde del colapso«, y su biodiversidad, «en caída libre».
«El robo del agua está provocando un impacto ambiental enorme, pero también económico al dañar la imagen del sector y provocar una competencia desleal con los productores legales«, expone el informe. Con el agravante, según WWF, de que los planes anunciados por la Junta de Andalucía para modificar el Plan de la Fresa «amenazan con agravar aún más esta situación».
Entre las conclusiones del informe, figura que se están consolidando superficies de riego sin derecho de agua, «creando falsas expectativas en los regantes ilegales, debido principalmente a las continuas propuestas de modificación del Plan Especial de la Fresa por parte de la Junta de Andalucía».
«A pesar de la dramática situación de Doñana y la sentencia de la Comisión Europea que obliga al Gobierno de España a tomar medidas para revertir su estado de deterioro, desde 2014 la reducción de hectáreas ilegales es demasiado lenta, siendo urgente que se acelere y escale esta acción para eliminar por completo las fincas ilegales en el ámbito del Plan Especial de la Fresa», señala el documento.
A la vez, WWF pide a los supermercados e industrias agroalimentarias que se aseguren de que su suministro de frutos rojos del entorno de Doñana proviene de suelos agrícolas regables con concesión de agua y suelo.
Informe de referencia: https://wwfes.awsassets.panda.org/downloads/informe-regadio-ilegal-en-donana-hoy–marzo-2024.pdf
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