Fuerteventura es una isla sedienta. A pesar de la situación de emergencia hídrica el agua sigue siendo un bien escaso y el principal problema que sufren los habitantes de la Isla. Ni siquiera las plegarias de los majoreros a los santos del agua generan la ansiada lluvia. Tampoco lo rezos consiguen que mejore la gestión del Consorcio de Abastecimiento de Aguas a Fuerteventura (CAAF) y que las continuas averías y cortes en el suministro desaparezcan.