«I’m back». Así de claro y conciso celebró Vedat Muriqi la victoria del RCD Mallorca ante el Rayo Vallecano a través de sus redes sociales. El atacante bermellón, cuyo gol en el minuto 91 le dio tres puntos vitales a su equipo en la lucha por la permanencia, volvió a sentir la gloria como delantero a través de un cabezazo y una celebración que, lejos de la euforia habitual, reflejó que dejaba atrás el calvario de su lesión.
Este Mallorca no se puede entender sin Vedat Muriqi y el kosovar no se puede entender sin el conjunto bermellón. Tras un tiempo oscuro en la Lazio, donde olvidó la alegría de ser importante, fue aquí en la isla donde recuperó su mejor versión para convertirse en uno de los líderes de los de Javier Aguirre. Hasta noviembre de 2023, las lesiones le habían respetado y le habían permitido ir acumulando registros en Primera División, colándose entre los diez máximos artilleros de la historia del club en la máxima categoría.
Ese partido aplazado
Pero todo se torció en un Israel-Kosovo disputado el 12 de noviembre, aplazado de su fecha original por el estallido del conflicto bélico en Israel y Palestina. Un mal gesto y el ‘7’ bermellón, tras varios días de incertidumbre, conoció que padecía una lesión complicada en el gemelo que le tendría, como poco, dos meses fuera de los terrenos de juego. Una baja capital para el Mallorca y una larga travesía por el desierto para el delantero. Como él mismo reconoció este domingo tras el partido, lo más complicado fue ir dando los pasos correctos en su recuperación: «Un día me sentía bien y otro mal. Mentalmente era muy difícil para mí superar todo eso. Ahora tengo más experiencia».
No fue hasta el 20 de enero, en el empate ante el Villarreal (1-1), cuando volvió a sentirse futbolista. Eso sí, todavía muy lejos de su mejor versión. Diez minutos en La Cerámica, 19 ante el Girona en la Copa del Rey y 32 ante el Betis en Son Moix. Participaciones con cuentagotas para no correr ningún riesgo innecesario, pero suficientes para comprobar que la recuperación iba a llevar más tiempo de lo esperado.
Hasta este fin de semana, donde la sanción de Cyle Larin y las molestias físicas de Abdón, obligaban a que fuese titular 99 días después de hacerlo por última vez en el Benito Villamarín. Lo hacía además ante su equipo fetiche de la competición, el Rayo, al que ha marcado en los cinco encuentros en los que ha jugado ante ellos.
Un goleador
Muriqi no está fino todavía, no se muestra tan imperial por alto y no tiene el veneno todavía para ser certero en el área, pero es un goleador. Y cumplió su función a la perfección. Aguirre iba a sustituirlo en la segunda mitad, pero decidió dejarlo y fue su mejor decisión. Todo apuntaba al empate o a un triunfo del Rayo, pero tras un saque de esquina se hizo invisible para la defensa rival y remató, cruzado, para volver a celebrar un gol.
Tras los abrazos, el kosovar, emocionado, se tomó un tiempo para coger aire y recordar lo que había pasado los últimos meses. Ahora, con el paso de los días y el chute de motivación del tanto, su mejor versión está más cerca que nunca. Y esa es la mejor noticia para el Mallorca.
Cinco goles, seis puntos
Muriqi, que acumula cinco goles en Liga, le ha dado seis puntos a su equipo. Además de la diana decisiva frente al Rayo, anotó el de la victoria ante el Celta en Balaídos (0-1) y marcó en los empates frente al Barcelona (2-2) y Rayo Vallecano (2-2). Muriqi sonríe de nuevo y el mallorquinismo con él.