Un estudio publicado recientemente en la revista Frontiers in Psychology apunta que escribir a mano produciría más conexiones cerebrales que escribir en un teclado. También se ha demostrado que la escritura a mano mejora la ortografía y ayuda a retener información en la memoria.
Dicha investigación sostiene que los patrones de conectividad cerebral son mucho más elaborados cuando se escribe a mano que cuando se trasladan los mismos datos en un teclado. “La información visual obtenida a través de los movimientos de la mano que realizamos al escribir a bolígrafo contribuyen en gran medida a los patrones de conectividad del cerebro que promueven el aprendizaje”, explica Audrey van der Mee, coautora de este trabajo.
Por su parte, Karim James, neurocientífica cognitiva y profesora de la Universidad de Bloomington (Estados Unidos), llevó a cabo investigaciones con niños que todavía no sabían leer para demostrar la importancia de aprender a escribir a mano en su desarrollo cerebral. “En los estudios, los científicos dividieron a los niños en grupos y enseñaron a algunos a escribir a mano distintas letras, mientras que otros utilizaron teclados. También utilizaron resonancias magnéticas para evaluar la activación cerebral y ver cómo cambia el cerebro a lo largo del tiempo a medida que los niños se familiarizan con las letras del alfabeto. Escanearon los cerebros de los niños antes y después de enseñarles las letras y compararon los distintos grupos, midiendo el consumo de oxígeno en el cerebro como indicador de la actividad cerebral”, expone Ainoa Míguez, pedagoga especializada en Psicología Educativa.
“Los investigadores concluyeron que el cerebro responde de distinta manera cuando aprende con letras escritas a mano y cuando lo hace a través de un teclado: los niños que trabajaron con letras escritas a mano mostraron patrones de activación cerebral similares a los de las personas que saben leer y escribir. Al contrario, esto no sucedió con los niños que utilizaron teclados”, prosigue. “En otros estudios científicos se ha demostrado que el cerebro responde de forma distinta a las letras cuando los niños aprenden a escribir a mano, estableciendo un vínculo entre el proceso de aprender a escribir a mano y el de aprender a leer. Por lo tanto, podemos concluir que escribir a mano prepara el cerebro y asienta las bases para un sistema de aprendizaje que facilitará la lectura cuando los niños lleguen a esa etapa, por lo que es especialmente importante en edades tempranas”, subraya.
“La escritura a mano facilita la expresión artística y la generación de ideas originales sobre todo en edades más tempranas, cuando el cerebro está en formación y la creatividad en su máximo desarrollo”, coincide Sara Muñoz, psicopedagoga y orientadora educativa. “Cabe destacar que las habilidades ligadas a la lectoescritura como son la motricidad fina, lectura, comprensión lectora, caligrafía, gramática o la adquisición de normas ortográficas se trabajan a través de la lectura en formato físico y escritura manual, ya que, pese a que las herramientas TIC hoy en día pueden ser un complemento muy útil, en ningún caso debe sustituirse la escritura manual y la lectura en libros de papel”, destaca. “Se ha demostrado una formación de un mayor número de conexiones neuronales escribiendo a mano que al leer y escribir en soportes digitales, contribuyendo así un mayor desarrollo cognitivo y desarrollo de la memoria de trabajo, la cual les será crucial a lo largo de su etapa escolar y laboral”. “Además”, prosigue, “en el inicio del proceso de adquisición de la lectoescritura tiene gran relevancia la escritura a mano por facilitar la decodificación visual de letras y palabras, así como la coordinación motora fina para reproducir los trazos en el papel”.
“Los estudiantes que practican una mayor escritura a mano tienen un procesamiento y retención de la información más profundo y efectivo. Asímismo, ejercitar la escritura manual desde edades más tempranas permite mejorar el bienestar emocional”, destaca la pedagoga Adela González Pena.
Apunta también que “un mayor uso de los teclados y menos del bolígrafo y el papel puede tener consecuencias como un menor desarrollo de la memoria, ya que el abandono del hábito de escribir ha disminuido el trabajo mental. El área de la memoria de trabajo no es tan ejercitada si solo escribimos con el teclado ya que los dispositivos electrónicos se encargan de que recordemos todo”. También puede provocar un “empeoramiento de la motricidad y de la coordinación mano-ojo”: “Es preciso el entrenamiento de esta parte que se ejecuta al realizar los movimientos que son usados al trazar las letras y que crean una conexión entre lo que se escribe y lo que se lee”. También una “menor fluidez en el momento que queremos redactar un texto o una información que necesitamos escribir a mano”, expone: “Es decir, mayores dificultades a la hora de querer expresarnos en papel”.
“La escritura a mano, subestimada su importancia en muchas ocasiones, es esencial para el desarrollo de nuestra plasticidad cerebral, así como en el estímulo de la creatividad. Si bien es cierto que la tecnología ofrece ventajas en términos de eficiencia, mantener y fomentar la escritura manual, especialmente en contextos educativos, será beneficioso para el desarrollo cognitivo integral del alumnado”, indica Ainoa Míguez.
“La escritura a mano permite al individuo entrenar las funciones ejecutivas, tales como la atención, memoria, organización, planificación, flexibilidad cognitiva o la velocidad de procesamiento. Estas funciones cognitivas son básicas en la vida, un déficit en éstas puede alterar el funcionamiento natural de la persona”, advierte Sara Muñoz.
“Ejercitar la escritura manual permite mejorar el bienestar emocional”
“Los estudiantes que practican una mayor escritura a mano tienen un procesamiento y retención de la información más profundo y efectivo. Así mismo, ejercitar la escritura manual desde edades más tempranas permite mejorar el bienestar emocional”, recalca Adela González Pena.
“En el centro educativo muchas veces notamos cómo el uso de la tecnología perjudica el trabajo de los niños y niñas dentro de las aulas, ya solo en el esfuerzo que les supone el trabajo con papel y bolígrafo”, destaca la educadora social Alba Pérez. “Y, en consecuencia a este esfuerzo, nos volvemos perezosos porque nos da mucho más trabajo escribir a bolígrafo que coger un ordenador y teclear, por tanto, entramos en un bucle de rechazo a lo manual y que conlleva un mayor uso de la tecnología”, afirma.
“La escritura manual nos aporta beneficios a nivel ortográfico, con la redacción, en la concentración…; y aunque entendemos que también la tecnología puede tener numerosos beneficios, vivimos en una sociedad del todo o nada, lo que hace que no mantengamos unos niveles equitativos en estos ámbitos”, opina.
“La escritura a mano es, sin duda, una herramienta que requiere de atención plena (también llamado mindfulness) que, además de potenciar el desarrollo cognitivo, también mejora el autoconocimiento y la conciencia, comprensión y expresión emocional, sobre todo cuando se utiliza para expresar ideas, sentimientos o escribir historias, por ejemplo, como diario personal”, dice Sara Muñoz.
En este punto, la psicóloga sanitaria Beatriz González, directora del Gabinete La Mariposa Azul, habla sobre el uso terapéutico de la escritura. “Escribir, ya sea a modo de diario o de simple expresión de pensamientos con mayor o menor estructura y orden, es un buen recurso terapéutico que puede ayudar a ciertas personas especialmente rumiativas a tomar distancia de sus propios pensamientos y a cortar el círculo vicioso de pensamientos rumiativos recurrentes”, explica.
“Escribir a mano nos permite conectar nuestras emociones y pensamientos”
“Escribir ayuda a tomar distancia de nuestros pensamientos y nos aporta una visión más “objetiva”, obligándonos primero a reflexionar y, luego, a ser observadores de lo que nosotros mismos hemos escrito, por lo que aporta una visión en tercera persona necesaria, una visión “externa”, como la que podríamos obtener hablando con alguien. Esto, además, nos ayuda a “liberar” nuestra mente”, expone.
“Escribir nos obliga a ordenar la información contenida en nuestro cerebro y que, en determinados momentos, podemos percibir como caótica o confusa. Y hacerlo a mano, además, activa otros procesos cerebrales como la atención, la memoria y el aprendizaje, lo que ayuda también a planificar mejor nuestras composiciones escritas. Además, nos permite conectar nuestras emociones y nuestros pensamientos, lo que nos puede ayudar a encontrar soluciones más creativas a la hora de resolver problemas”.
Sociedad tecnológica
“No podemos negar que vivimos en una sociedad cada vez más tecnológica, y que la solución no es hacer una negación de esto, sino aprender a convivir sin dejar atrás la escritura manual”, apunta Alba Pérez. “Los tiempos de uso de la tecnología deberían regularse en todos los ámbitos y contextos, tanto en los centros educativos como en los hogares”.
“En muchos de los centros educativos en los que trabajo sí que lo llevan a cabo, enseñando que existe una combinación de ambas, empleando las tecnologías para ejercicios o actividades en lo que sí que consideramos que pueden ser necesarias y que tienen un buen uso, y utilizando la escritura manual para el resto del tiempo de enseñanza”, puntualiza.
“La clave está en encontrar un equilibrio que aproveche las ventajas de ambas”
Así que, lo ideal sería el equilibro. “La transición hacia el uso predominante de teclados y dispositivos electrónicos tiene implicaciones variadas, por lo tanto, la clave está en encontrar un equilibrio que aproveche las ventajas de ambas modalidades de escritura”, asevera Ainoa Míguez, que apunta algunas estrategias como: “Fomentar un enfoque equilibrado que integre tanto la escritura manual como el uso de dispositivos electrónicos según las necesidades específicas de la tarea, promover el desarrollo de habilidades tanto en el ámbito digital como en el analógico para garantizar una adaptación completa a diversos contextos, concientizar sobre los beneficios y desafíos asociados con ambos métodos de escritura, fomentando una elección informada y consciente y, en el ámbito laboral, implementar prácticas de ergonomía digital para reducir la fatiga visual y postural asociada con el uso de dispositivos electrónicos”, enumera.
“No son excluyentes, podemos desarrollarlas de forma paralela”
“La escritura manual y la del teclado no son excluyentes, podemos desarrollar ambas de manera paralela”, sostiene Sara Muñoz, que matiza sin embargo que “en edades tempranas (inicios de educación primaria) se debe incidir en la escritura manual, haciendo mayor uso de ella, y menor de la digital, ya que además cabe recordar que en edades tempranas la exposición a pantallas no es recomendable, incluso puede llegar a ser perjudicial. Aun así, una vez se empieza a desarrollar la lectoescritura, pueden utilizarse de manera puntual para hacer actividades interactivas con la supervisión de un adulto o para realizar proyectos grupales en el aula”.
Recursos educativos
Así, existen recursos educativos que podrían ayudar a la integración óptima entre ambas escrituras, como, por ejemplo, el uso de dispositivos que permitan escritura manual y digital, como “tabletas con Stylus o pantallas táctiles o pizarras interactivas, que pueden permitir la escritura manual en un entorno digital colaborativo”, destaca Ainoa Míguez.
También existen aplicaciones y plataformas educativas como “herramientas de toma de notas digitales, aplicaciones como OneNote, Notability o Evernote, que permiten tomar notas a mano digitalmente y que pueden ser utilizadas en dispositivos táctiles o con lápices digitales”, añade.
También sería interesante implementar “actividades y recursos en línea que fomenten el desarrollo de habilidades de grafomotricidad y caligrafía”: “Esto puede incluir juegos interactivos y aplicaciones diseñadas para mejorar la motricidad y la coordinación”; el uso de recursos educativos digitales, como incorporar plataformas educativas interactivas que utilicen juegos, simulaciones y actividades digitales; o el fomento de la creatividad digital, con herramientas digitales de diseño y creación que permitan a los estudiantes expresar su creatividad a través de la escritura, dibujo y diseño digital o integrar proyectos multimedia que involucren la escritura manual y la creación digital, fomentando una combinación de habilidades analógicas y digitales”.
“En los últimos años de Primaria o Secundaria es más sencillo el empleo de ambas de forma óptima. Usar las nuevas tecnologías como método de aprendizaje o apoyo por la accesibilidad e inmediatez a los recursos. Además, pueden repasar lo aprendido mediante juegos y comprobar si lo que han escrito de forma manual es correcto. De esta manera estamos prestando una mayor atención al lenguaje escrito y aumentando su interés y desarrollo”, dice Adela González Pena, que también pone el foco en el entorno laboral. “Escribir a mano también en el ámbito laboral aporta una mejor organización del pensamiento y una mayor capacidad para tomar notas y saber discernir lo importante. Creo en las ventajas que tienen ambos tipos de escritura y de qué manera pueden combinarse para que no se reduzca la productividad en el trabajo o afectar a nuestro desempeño laboral”, concluye.
En el último informe PISA, tras los resultados obtenidos en nuestro país, Educación ha decidido reforzar la comprensión lectora. En este sentido, “al hablar de lectura, el debate sería sobre si es mejor la lectura digital o en físico para facilitar la comprensión”, apunta Sara Muñoz. “Existen investigaciones como NeuroPapel, de la Universidad de Valencia, que demuestran que las personas comprenden mejor un mismo texto si lo leen en papel que si lo hacen en digital (por ejemplo, en tabletas u ordenadores). Esto se explica porque la lectura y escritura en papel ofrece una mayor facilidad de concentración, no se dan tantos estímulos distractores como a través de una pantalla y el papel nos ofrece la oportunidad de escribir notas, ideas o subrayar, técnicas que facilitan la comprensión lectora”, añade.
“Se ha comprobado que quien escribe mejor a mano y toma apuntes lee más rápido y obtiene mejores resultados. Además, permite la integración de la información visual, memoria de trabajo y la información motora y así afianzar el conocimiento y lograr una mayor comprensión”, dice Adela González Pena. “Por otra parte, no debemos olvidar la grafomotricidad, que se establece como la habilidad para controlar y coordinar la mano y el brazo a la hora de escribir o dibujar, por lo que, si se consigue trabajarla desde edades más tempranas, la escritura manual será mejor y, por tanto, favorecerá a una mayor comprensión lectora”.
A este respecto, Ainoa Míguez destaca que “tomar apuntes a mano puede implicar una selección activa y organización de la información, lo que puede ayudar y fomentar una mejor comprensión del contenido leído”. En cuanto a su relación con la grafomotricidad, Míguez apunta que “ésta se refiere al desarrollo de habilidades motoras finas relacionadas con la escritura y el control del lápiz”: “Este desarrollo es esencial para una escritura manual legible y fluida” por lo que un desarrollo deficiente en grafomotricidad “puede afectar negativamente la calidad de la escritura y, por ende, la expresión de ideas”. “Esto puede tener implicaciones en la comprensión lectora, ya que una escritura más clara facilita la comunicación de pensamientos”, advierte.