Bartolomé ‘Tintín’ Márquez, uno de los numerosos técnicos españoles que han tenido que hacer las maletas para ejercer su profesión por todos los rincones del mundo, ha encontrado, un cuarto de siglo después de frustrar al Barça de Louis Van Gaal con el Europa, el refrendo glorioso de llevar a la selección de Catar a revalidar su título de campeón de Asia.
Tuvo que ser en el majestuoso estadio de Lusail, el escenario de una de las mejores finales de la Copa del Mundo de la historia, en el que la Argentina de Leo Messi y Lionel Scaloni pudo con la Francia de Kylian Mbappe, donde el técnico barcelonés, de 62 años, condujo al cuadro catarí a defender su corona y a alcanzar una de sus mayores glorias.
Tres penas máximas convertidas por Akram Afif, a la postre máximo artillero y mejor jugador de la Copa de Asia, definieron la gran final en la que el cuadro anfitrión desmontó a la revelación del torneo, Jordania (3-1).
Dos meses llevaba en el cargo. La labor no era nada sencilla. Revalidar el título ante las grandes potencias futbolísticas del continente, Japón, Corea del Sur, Irán, Arabia Saudí…. no era poca cosa. En la anterior edición Catar se coronó con otro técnico español, Félix Sánchez Bas, actual seleccionador de Ecuador, quien no pudo corroborarlo en el Mundial 2022, donde la actuación del equipo dejó un poso de decepción con tres derrotas en la fase de grupos.
‘Tintín’ Márquez, que dirigía al Al-Wakrah, fue el elegido para ocupar el cargo cuando el pasado año se confirmó la salida del portugués Carlos Queiroz. “He estado trabajando en Catar y conozco bien a los jugadores. Fue fácil trabajar con ellos, que captaron rápidamente nuestras ideas en el campo», afirmó el barcelonés.
Excentrocampista del Espanyol, que sufrió como perico la derrota en la final de la Copa de la UEFA de 1988 del equipo que dirigía Javier Clemente, llegó a marcar un triplete al Barcelona de Terry Venables en abril de 1986, y en sus primeros pasos como técnico, al frente del Europa, un equipo de Tercera división, frustró al cuadro azulgrana que por entonces dirigía Van Gaal.
Consiguió llevar al modesto equipo barcelonés al título de la Copa de Cataluña al superar en la tanda de penaltis al Barça, en el que jugaron futbolistas como Ruud Hesp, Winston Bogarde, Fernando Couto, Michael Reiziger, Guillermo Amor o Juan Antonio Pizzi, que en la presente Copa de Asia ha dirigido a Baréin.
Dio el salto a la cantera del club espanyolista, fue segundo de Miguel Ángel Lotina y Ernesto Valverde y acabó siendo el primer técnico. Posteriormente hizo una escala en el Castellón antes de tomar las maletas e iniciar su periplo internacional por Belgica (Eupen, St. Truiden) e Irak (director técnico).
Y en enero de 2018 se hizo cargo del Al-Wakrah, al que subió a la máxima categoría y desde el que en diciembre dio el salto a la selección con la que ha encontrado la gloria.
Dos meses intensos en los que ha levantado el ánimo y ha devuelto la confianza de una plantilla a la que, por su estancia en la vecina ciudad de Doha y en la Superliga catarí, conocía bien.
Líbano, Tayikistán y China fueron sus víctimas en la primera fase. Palestina, Uzbekistán e Irán no se lo pusieron nada fácil en las eliminatorias y en la final Jordania sucumbió ante los hombres de Márquez, el nuevo rey de los banquillos asiáticos, coronado a casi 5.000 kilómetros y 25 años después de saltar la banca en el Miniestadi de Barcelona