El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, ha aprovechado la visita de este miércoles del jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, para recordar que el país eslavo necesita que «se aumenten» las entregas de proyectiles para hacer frente a los embates del Ejército ruso. «Necesitamos que se firmen contratos a largo plazo con empresas (ucranianas)» de defensa y que «se reorienten los contratos existentes para la entrega de proyectiles a Ucrania», explicó Kuleba.
La visita de Borrell, la primera desde que la semana pasada los Veintisiete desbloquearan (después de una larga negociación) un paquete de ayudas de 50.000 millones de euros para Ucrania, tenía como objetivo mostrar que la UE mantiene su apoyo. Y todas las declaraciones de Borrell ha estado en esta línea.
«Desde el inicio de la guerra (…), la Unión Europea ha brindado a Ucrania un apoyo que equivale a unos 88.000 millones de euros, de los cuales 28.000 corresponden a apoyo militar», explicó el diplomático español, en otro encuentro, con el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal. «Para nuestra política exterior y de seguridad, no hay nada más importante que apoyaros (…) porque esta guerra también es una guerra que afecta directamente nuestra seguridad«, añadió Borrell que, durante su visita también quiso hacer el gesto de rendir tributo a los al menos cuatro muertos en un bombardeo ruso de madrugada en Kiev, lo que obligó al político catalán a bajar al refugio de su hotel. Según Moscú, el ataque se dirigió contra un complejo militar industrial encargado de la producción de misiles, proyectiles y drones.
Ataques en seis regiones
«Tengo que empezar rindiendo tributo a los civiles inocentes, a la gente ucraniana que ha muerto esta noche, algunos de ellos en Kiev y en otras áreas de Ucrania, en otro ataque con misiles rusos», dijo Borrell. «Yo mismo tuve que refugiarme, como muchos miles de ucranianos», contó. Según aseguró posteriormente el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, los ataques ocurridos en las últimas horas afectaron a unas seis regiones.
El desplazamiento de Borrell se ha producido, de hecho, en un momento delicado para la estrategia militar ucraniana, mientras el Gobierno está intentando sacar adelante una criticada nueva propuesta legislativa para ampliar el reclutamiento en el país. Sin embargo, esto podría estar resolviéndose. Este mismo miércoles el Parlamento ucraniano ha dado su primera luz verde a la propuesta que tendrá que ser aprobada en una segunda y última lectura antes de ser ratificada por el propio Zelenski.
Según el ‘Kyiv Independent’, el borrador actual incluye la posibilidad para el personal militar de pedir licencias de hasta 15 días (90 días en el caso de liberados de cautiverio y que quieran volver al frente), una de las medidas más solicitadas por los soldados en los últimos meses. No obstante, tanto el Defensor del Pueblo de Ucrania –que el 6 de febrero dijo que algunas medidas violan la Constitución ucraniana–, como agrupaciones de empresarios y diputados de la oposición, todavía esta semana se mostraban escépticos con esta nueva propuesta.
Presión a EEUU
Mientras tanto, la OTAN ha redoblado la presión sobre Estados Unidos para que desbloquee de una vez por todas el paquete de ayuda a Ucrania. En una comparecencia conjunta con el consejero de seguridad nacional de EEUU, Jake Sullivan, el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, recordó que apoyar a Kiev «no es caridad» sino una inversión en «seguridad» porque una victoria de Rusia «no solo debilitaría» a los países aliados, sino que daría alas a Moscú, China, Irán y Corea del norte en un mundo «más peligroso», informa Silvia Martinez, periodista de El Periódico de Cataluña, del Grupo Prensa Ibérica.
«Es importante para la seguridad de Europa y es importante para la seguridad de Estados Unidos», dijo el noruego tras la reunión que celebraron los asesores nacionales de seguridad de los países de la OTAN. Aunque la ayuda ha permitido hasta ahora a Kiev destruir «una parte sustancial de la capacidad de combate de Rusia», es necesario mantener un envío sostenido de ayuda. Y eso significa también que el Congreso estadounidense apruebe y envíe el paquete de 60.000 millones de dólares, paralizado por el empeño del Partido Republicano en vincular esta ayuda con los fondos para inmigración.
«La semana pasada en Washington escuché un fuerte apoyo a Ucrania por parte de los líderes del Congreso, tanto republicanos como demócratas (…) Es vital que el Congreso de los Estados Unidos acuerde seguir apoyando a Ucrania en un futuro próximo», insistió el noruego. Sullivan por su parte explicó que la Casa Blanca no tiene ningún plan B y que todavía confía en que podrán cumplir y aprobar la ayuda.