La Fiesta de la Candelaria en Dos Torres, que empezó en la tarde del viernes y finaliza en la madrugada del domingo, tuvo como momento central el encendido de la gran candela en la que se quemaron una treintena de grandes troncos de encinas que se caen y que el Ayuntamiento va recogiendo a lo largo de todo el año para emplearlos para la ocasión, tal y como destaca el alcalde, Manuel Torres, que subrayó las miles de personas asistentes, llegadas desde distintos lugares del país, que llenaron las calles del casco urbano aledañas a la Plaza de la Villa.

En esta plaza monumental, con el edificio histórico de los Soportales y con la Iglesia de la Asunción, en su parte central se encendía la candela poco antes de las ocho de la tarde, mientras sonaba la Danza ritual del fuego de Manuel de Falla. Un momento «mágico, con la atenta mirada de tantas personas y que resulta espectacular porque se comienza a oscuras y con la altura que van alcanzando las llamas se ilumina la plaza».

Conforme la candela fue prendiendo, el calor que desprendía ya hizo que los asistentes se separasen de ella unos metros. El encendido fue precedido por la proyección de un vídeo mapping 3D en la fachada de la iglesia con imágenes sobre la historia y el patrimonio de Dos Torres y en el que se hizo referencia al personaje local Melchor Moreno de la Nava.

La Fiesta de la Candelaria contó con los Mercados Francos, recuperando las tradiciones de Dos Torres, exposición de aves, muestra gastronómica, pasacalles con batucada, paseos teatralizados, espectáculo de danza aérea, cante y baile de jotas, actuaciones y degustaciones, al mediodía de más de mil raciones de migas preparadas por el Hogar del Pensionista y de morcilla de relleno y reseca ofrecida por el Ayuntamiento de Villaralto, como localidad invitada. Por la noche hubo degustación de caldereta de ternera, la actuación de Jara y Granito y la Fiesta del Fuego en el Recinto Ferial.

Tal y como explicaba el cronista honorario de Dos Torres, José Luis González Peralbo, «la fiesta viene desde muy antiguo y se hacía para purificarse y romper con el pasado, con una vertiente religiosa pero también social e institucional».

Además, recordaba que el nombre de María de la Candelaria, en honor a esta Virgen, se daba con mucha frecuencia en Dos Torres.